Ciudad de México— Descentralizar la mayoría de dependencias federales a distintas entidades del país es un gran reto de planificación e incluso de negociación política, estiman expertos.
Mover dependencias, mudar personal y realinear actividades en las nuevas sedes generará beneficios y perjuicios tanto en la Ciudad de México como en los lugares de destino, añaden las fuentes.
La negociación política con los sindicatos será clave y también la laboral y personal con trabajadores y sus familias.
La desconcentración de las dependencias de la capital del país, señalaron, hará más urgente resolver uno de los principales problemas que tiene actualmente la Administración Pública Federal, que es la falta de coordinación efectiva en las tareas que realiza.
“El problema de la Administración Pública es la falta de coordinación, de comunicación y de información transmitida de un sector a otro. Ése es un reto que habrá que resolver: el problema de las comunicaciones”, indicó Boris Graizbord, investigador de El Colegio de México.
La medida, consideró David Arellano Gault, profesor-investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), si bien va a impulsar la economía en los sitios de llegada, también va a pasar factura a la CDMX.
“Hay costos y hay beneficios. El beneficio puede ser, aunque no es automático, generar actividad económica en las regiones. El impacto negativo va a ser en la Ciudad de México; curiosamente, va a haber algunos impactos negativos, probablemente, en la economía”, dijo.
Es probable que se generen beneficios en las localidades de llegada, apuntó el analista Luis Foncerrada, ex director General del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), pero éstos se pueden revertir si la migración no se hace de manera planeada.
“El tema de la vivienda y la urbanización es delicado y va a depender de la velocidad a la que se haga. La experiencia es que hemos tenido un mal desarrollo urbano debido a la corrupción y falta de planeación.
“Aquí, lo que puede ser delicado es que sin una planeación urbana, en la ciudad que sea, al llegar tres mil, cinco mil nuevos trabajadores, se corre el riesgo de generar una mala urbanización y otro tipo de problemas como saturación de servicios”, señaló.
Además, consideró, se debe cuidar que no se dé una especulación inmobiliaria.
Mover las secretarías a otras regiones no traería un efecto inmediato y aún no es claro qué impacto tendría en las mismas, aparte de contar con burócratas adicionales en las entidades, expuso Clemente Ruiz, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Si se analiza la medida con cuidado y se hace dentro de procedimientos y tiempos adecuados, podría generar beneficios, lo que debe pensarse en un proyecto de país para el año 2050 y no sólo de 6 años, aseguró.
Graizbord dijo que el criterio que aparentemente se utilizó para decidir a qué ciudad debería ir qué dependencia fue vincular la actividad preponderante de la región a la misión de la dependencia en turno, lo cual deja de lado que los problemas a atender en realidad son transversales.
“Es como un ejercicio escolar, ‘¿en dónde están los fuertes económicos? En Monterrey. Ah, pues vamos a mandar Economía a Monterrey’. Ésa es una lógica. No estoy seguro que esa lógica yo hubiera seguido o lo hubiera combinado con otras cosas”, consideró.
Fuente: diario.mx