CDMX.- La ley de comedores populares y comunitarios, que significan un referente internacional que ha adoptado la FAO, es el principal legado de la diputada presidenta de la Comisión de Abasto y Distribución de Alimentos de la Asamblea de Representantes de La Ciudad de México, Socorro Meza Martínez.
Al salir de una reunión de la Conferencia Permanente de Congresos Locales (Copecol), la legisladora advirtió que cada día mueren 23 personas por hambre o desnutrición en México, por lo cual urge que todos los estados del país cuenten con una ley de comedores populares y comunitarios, la cual ya existe en la CDMX.
Sostuvo que los comedores forman parte del Sistema de Seguridad Alimentaria y Nutricional, que busca consolidar estrategias para garantizar y coadyuvar al empoderamiento social y económico de los habitantes por medio de alimentación balanceada y saludable.
Sin embargo, por tratarse de un programa de gobierno no se tiene garantizada su continuidad. Lo que hasta ahora ha funcionado de manera eficiente, podría perderse en siguientes administraciones, advirtió Meza Martínez, luego del conclave con los integrantes de la Copecol, que agrupa a los legisladores de los estados del país.
Cada día 23 personas fallecen a causa de hambre y la desnutrición en México, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI). Además, al año suman 8 mil 395 personas que no obtuvieron los alimentos mínimos para vivir. Esto representa la décimo tercera causa de muerte en el país, puntualizó.
México tiene el compromiso ante las Naciones Unidas de acabar con el hambre en 2030, y la Ciudad de México tiene que enfrentar esta situación con acciones concretas, legislativas y de gobierno, en donde la sociedad sea partícipe, expresó la diputada.
Señaló que mientras persistan las condiciones económicas actuales, o más aún, si continúan las cifras y tendencias que pronostican un panorama económico poco alentador, la existencia de Comedores Comunitarios y Populares es necesaria.
No se trata solamente de una cifra, continuó Socorro Meza, sino de mujeres y hombres en su mayoría adultos mayores; niños y niñas con nombre y apellido, con historias de vida en pobreza extrema, sin educación ni oportunidades de desarrollo y sobrevivencia, manifestó.
Esta situación representa uno de los mayores signos de desigualdad en nuestro país, si tomamos en cuenta que somos la décima primera economía del mundo, apuntó la asambleísta.