Un jurado de siete mujeres y cinco hombres juzgará desde hoy, en Nueva York, a Joaquín “Chapo” Guzmán, acusado por el Gobierno de Estados Unidos (EU) de narcotráfico y de mantener una empresa criminal durante dos décadas como jefe del cártel de Sinaloa, un proceso que se desarrollará entre fuertes medidas de seguridad.
El juicio arrancó el pasado 5 de noviembre con la elección de los jurados, que se realizó durante tres jornadas con escenas poco habituales, como el temor a ser asesinado de algunos candidatos o el hecho de que una persona fuese rechazada para ser miembro por pedir un autógrafo del “Chapo”.
Nueva York será escenario de un gran despliegue de seguridad en el reinicio del juicio por narcotráfico contra Guzmán Lorea, considerado por EU como “extremadamente peligroso”.
Las medidas van desde las condiciones extremas de su encarcelamiento hasta su transporte a la corte, y se extienden más allá para proteger a los jurados y a los testigos de una posible venganza del presunto capo, del que las autoridades temen que use sicarios para secuestrar y asesinar a quienes se atrevan a hablar en su contra.
Sus abogados rechazan que su cliente represente una amenaza para testigos o jurados debido a las extremas medidas de seguridad en que se le mantiene, en una celda en solitario. Guzmán está en el ala más segura de la Metropolitan Correctional Center en Manhattan, donde es confinado 23 horas en una celda de 18 metros cuadrados y nunca se apaga la luz, tiene una pequeña ventana opaca que no le permite ver el exterior.
Los traslados a la corte federal de Brooklyn, donde se lleva el proceso en su contra para audiencias previas al juicio, han sido un dolor de cabeza para los neoyorquinos que utilizan el puente de Brooklyn, cerca de la cárcel donde el “Chapo” aguarda a su juicio.
Dicho paso se cierra mientras dura el recorrido del convoy de vehículos y policías fuertemente armados, lo que genera problemas en el tráfico local. La comitiva del traslado siempre es vigilada desde un helicóptero policial.
Esas medidas se repetirán dos veces al día desde hoy en las horas pico mientras dure el juicio, que podría extenderse hasta cuatro meses.
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