Miguel Alemán Magnani se pintó la cara de guerra y se metió al campo de batalla a pelearse con Televisa. Su primera acción fue mediática, a través de un desplegado en varios de los periódicos de la Ciudad de México, que sin duda seguirá con un recurso legal en su defensa. Alemán Magnani incumplió con el contrato establecido para la compra de Radiópolis, una cadena de estaciones de radio con larga tradición y fama, y sin negar que sí infringió los acuerdos, declaró el pleito por razones que se desconocen. Sin embargo, hay evidencias de que el empresario esperaba que Televisa lo demandara y se preparó para ello. Televisa*, en efecto, actuó en consecuencia y, como había anticipado el 25 de octubre, lo demandó.
El miércoles pasado, el Juzgado 9 de lo Civil de la Ciudad de México, donde se lleva a cabo el juicio ordinario mercantil, dictó la retención de bienes y medidas de aseguramiento, que afectaba a Alemán Magnani y a Corporativo Coral, la empresa responsable de la operación de compra de Radiópolis. El viernes, el Juzgado 41 de lo Civil, donde se lleva el juicio ejecutivo mercantil, lo emplazó a juicio y dictó el embargo por no haber pagado la pena convencional por la ruptura del contrato, como la habían acordado el 29 de agosto pasado. La historia de este conflicto se ha ventilado ampliamente en los medios de comunicación.
El 17 de julio, Televisa suscribió con Alemán Magnani y Corporativo Coral un contrato de compraventa del 100 por ciento de las acciones que tenía la televisora en Radiópolis –que corresponden al 50 por ciento del total; el otro 50 por ciento es del consorcio español Prisa–, por un monto de mil 248 millones de pesos, que sería liquidada en dos pagos, uno a la fecha de cierre de la operación el 28 de agosto, por la mitad del monto (624 millones), y el restante seis meses después de esa fecha. Al no presentarse los compradores a la fecha de cierre, Alemán Magnani y Corporativo Coral suscribieron una pena convencional por 624 millones de pesos para prorrogar el pago y para el caso de un nuevo retraso en el cumplimiento, hasta el 20 de septiembre.
Ante el nuevo incumplimiento, Televisa demandó en un juzgado el cumplimiento forzoso de la compraventa de acciones, que era un candado que había pedido el propio Alemán Magnani para evitar que la televisora se retractara, y en otro, el pago de la pena convencional. De acuerdo con los documentos de los contratos, el pago de la pena convencional fue establecido como un pagaré que no podría ser entendido como instrumento de pago alguno del precio a pagar, o como medio liberatorio de obligaciones. Cuando suscribió este documento Alemán Magnani, se puede conjeturar, buscaba dar certidumbre a la operación.
Las cosas fueron cambiando bruscamente y de manera acelerada. Alemán Magnani, que tiene como abogado a Javier Quijano, un jurista tan brillante en su materia como astuto en litigar mediáticamente, utilizó esta vía como la primera trinchera de su defensa. En esta batalla mediática, Alemán Magnani acusó a Televisa de exigir un “doble pago”, y que pretende, señaló en el desplegado, “conservar las acciones, recibir los dividendos, ejercer los derechos de voto de Sistema Radiópolis y congelar los fondos de los demandados”. Esta disposición fue ordenada por el Juzgado 9 la semana pasada, por lo que el empresario señaló también a la jueza Magdalena Malpica de estar haciendo favores a la televisora. El juzgado también le pidió a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, la CNBV, congelar todas las cuentas a nombre del empresario y de Corporativo Coral. Pero lo que encontraron las autoridades fue una sorpresa.
De acuerdo con los reportes de la CNBV, se intervinieron 91 cuentas de Alemán Magnani y de Corporativo Coral en un número similar de instituciones bancarias y financieras y se encontró que no había fondos. Es decir, no pudieron congelar nada porque estaban en ceros o, en poco más de una decena de casos, no hubo respuesta de las instituciones. Dentro de las acciones de la CNBV se intervino en cuando menos una veintena de instituciones financieras y casas de bolsa extranjeras, de Estados Unidos, Canadá, Alemania, Suiza, Inglaterra, Hong Kong, China y Japón.
Alemán Magnani, como persona física, y Corporativo Coral, como persona moral, ambos demandados, limpiaron sus cuentas antes de que procediera el congelamiento de ellas. En qué momento transfirieron sus recursos a otros lados que aún no han sido detectados, se desconoce, pero no va a ser imposible que se rastreen. No se sabe cuánto dinero fue retirado de las 91 cuentas, ni hay una estimación por parte de las autoridades, que se conozca, de cuánto tenían depositado en ellas.
En cualquier caso, esta acción protectora de sus recursos no habla bien de Alemán Magnani, que viene de una familia de prosapia, cuyo abuelo, Miguel Alemán Valdés, fue presidente y emprendió la segunda gran industrialización del país hace casi 60 años, un periodo de modernidad, expansión y diversificación, aunque la otra cara de la historia es la corrupción que proliferó en su sexenio, ampliamente documentada por la revista Presente, que dirigía Jorge Piñó Sandoval, y que fue clausurada cuando se volvió intolerable para el régimen.
La historia negra de Alemán Valdés llevó décadas limpiar, trabajo en el cual se embarcó con éxito la Fundación Miguel Alemán. El nombre, de linaje político y empresarial, no se había visto involucrado en ningún escándalo durante décadas hasta ahora, que el nieto ha quedado atrapado en un litigio escandaloso que apenas comienza.
Fuente: AGENCIAS