El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador ha continuado con el recorte al Gasto en Investigación Científica y Desarrollo Experimental (GIDE), que si bien había comenzado en 2017, en 2020 bajó hasta los 69 mil millones de pesos, monto comparable al presupuesto de 2011.
Se trata del rubro presupuestal exclusivamente destinado a la generación de conocimiento nuevo en ciencia básica, investigación aplicada y desarrollo experimental y que sirve como parámetro para comparar la inversión en ciencia que hacen los países.
Si bien este rubro había sostenido un incremento desde 2012, con un máximo de inversión en 2016 con 79 mil 754 millones de pesos; el año siguiente tuvo 78 mil millones de pesos, y en 2017 bajó a 72 mil 14 millones de pesos, es decir, un recorte de 7%.
Sin embargo, en 2019, el primer año de gobierno de López Obrador, la baja continuó, con un recorte de 4%, por lo que el presupuesto destinado a la investigación científica quedó en 69 mil 410 millones de pesos. El año siguiente tuvo 69 mil 444 y en 2021 se ubicó en 70 mil 906, según datos estadísticos del Tercer Informe de Gobierno.
La disminución, explica la investigadora del Instituto de Biotecnología de la UNAM, Brenda Valderrama, tiene que ver con la desaparición de los fideicomisos que financiaban proyectos de investigación y la eliminación de los estímulos a la investigación por parte del sector privado, además de cambios en los criterios para calcular el GIDE.
Esto ha impactado en “el desplome de proyectos” por la falta de recursos líquidos para su financiamiento, asegura Valderrama, y, peor aún, todavía no se ven todos los efectos que está trayendo la desaparición de los fideicomisos del Conacyt a raíz del decreto de austeridad emitido por el presidente López Obrador en 2020.
El GIDE, era una inversión “tractora”, es decir, a través de otras fuentes de financiamiento como lo eran los fideicomisos y fondos sectoriales, los programas de estímulos a la innovación, todos desaparecidos en la actual administración. Por ello, ya no está incentivando la generación de nuevos proyectos ni de financiamientos adicionales. “Ya no se considera una inversión ‘tractora’ en ciencia, sino simplemente se convirtió en un gasto más para Conacyt”, afirma Valderrama.
Sin embargo, éste solo es un rubro más en el que la ciencia ha tenido recortes durante la actual administración, como lo ha reportado Animal Político. El número de becas de posgrado, por ejemplo, disminuyeron a partir de este sexenio.
De 3 mil 313 becarios de maestría y doctorado en instituciones de otros países registrados en 2018, disminuyeron a 2 mil 722 en 2019 y el siguiente año hubo 2 mil 724.
También disminuyó el número de proyectos de investigación apoyados en 56% para 2021, el personal dedicado a la ciencia, las becas al extranjero y hasta los acuerdos de cooperación internacional.
En 2019, el gobierno federal apoyó mil 734 proyectos de investigación a través del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), pero el año siguiente sólo 758 tuvieron financiamiento público (56% menos); y hasta junio de 2021 apenas suman 108 proyectos.
Entre 2019 y 2021, México ha perdido 5 mil 383 personas haciendo trabajo científico y tecnológico, pues mientras en 2018, el último año de gobierno de Enrique Peña Nieto hubo 38 mil 635 integrantes de personal científico, en 2021 hay 33 mil 343.
Y prácticamente se han dejado de hacer convenios de cooperación internacional, pues de 63 convenios firmados en 2018, para el primer año del actual gobierno bajó a 3. En 2020 hubo 4 y en lo que va de 2021, sólo ha habido 1.