Editorial – El Super delegado Gabino

En los últimos años, hemos sido testigos de una creciente tendencia entre los políticos de utilizar su cargo actual para impulsar sus aspiraciones políticas futuras. Esta práctica, que ha sido criticada por muchos como un ejemplo de cinismo y corrupción, ha sido especialmente prevalente en México, donde los cargos gubernamentales han sido históricamente vistos como trampolines para la carrera política.

Uno de los últimos ejemplos de esta práctica ha sido el del delegado de los programas federales del Bienestar en San Luis Potosí, Gabino Morales Mendoza, quien recientemente admitió públicamente que tiene aspiraciones políticas y que planea postularse como candidato en las próximas elecciones del 2024.

Gabino Morales Mendoza, el que hoy pretende ser “Senador” o “Alcalde de la capital”, ha sido señalado en varias ocasiones de corrupción por el mal manejo de los recursos de los programas federales del Bienestar en San Luis Potosí. Lo han acusado de que los recursos no llegan a las personas que realmente necesitan ayuda, sino a personas cercanas a él o a los líderes de los partidos políticos.

También se ha confirmado que algunos beneficiarios reciben pagos de manera irregular, o que los montos que reciben son superiores a los que les corresponden, todo gracias a los manejos turbios y pocos transparentes de los recursos por parte de Morales Mendoza.

Teniendo en cuenta estos señalamientos, es difícil subestimar la gravedad de esta situación. Como delegado de los programas federales del Bienestar, Morales Mendoza tiene acceso casi “ilimitado” a recursos significativos y tiene la responsabilidad de distribuirlos equitativamente entre los ciudadanos de San Luis Potosí. Si está utilizando su posición para promover sus propios intereses políticos, es probable que muchas personas pertenecientes al “pueblo bueno” sufran las consecuencias.

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El hecho de que Gabino Morales Mendoza haya admitido públicamente sus aspiraciones políticas es particularmente alarmante. Esto sugiere que no tiene ningún problema en utilizar los recursos del programa Bienestar y su cargo actual como trampolín para su carrera política, lo que demuestra una falta de ética y compromiso con el bienestar de la comunidad a la que está destinado a servir.

En última instancia, lo que se necesita en San Luis Potosí y en todo México es una clase política que se dedique a servir al pueblo en lugar de utilizar su cargo para impulsar sus propias aspiraciones políticas o intereses personales. Si bien es comprensible que las personas tengan ambiciones y sueños políticos, esto no debería ser una excusa para utilizar los recursos públicos y la posición de poder para su propio beneficio.

Es hora de que la sociedad mexicana se una y exija que los políticos rindan cuentas de sus acciones y se comprometan a servir al público de manera honesta y transparente. Solo entonces podremos construir un país verdaderamente democrático y justo para todos.

editorial@revistapuntodevista.com.mx

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