El Alcalde PoliSía Enrique Galindo Ceballos atenta contra la libertad de expresión

Cómo es ya su costumbre, alcalde optó por su turbia estrategia de la represalia y la intimidación.

En el complejo mundo de la política, las coincidencias no existen, y esto se hace evidente en el reciente incidente que involucra al alcalde Enrique Galindo Ceballos y este medio de comunicación. La libre expresión y el periodismo crítico son pilares fundamentales de cualquier sociedad democrática, pero parece que el alcalde Galindo no está dispuesto a tolerar las críticas derivadas de su pobre desempeño al frente del ayuntamiento capitalino y las denuncias de corrupción que surgen en su contra.

Hace apenas unos días, publicamos en este medio un editorial titulado “Enrique Galindo, dos años de desilusión”, el cual ha obtenido más de 16 mil visitas hasta el momento. En este artículo, se exponían las deficiencias y las supuestas corruptelas del alcalde Galindo en el desempeño de su cargo al frente del ayuntamiento de la capital potosina. El alcalde en lugar de responder con argumentos y pruebas que refutaran estas acusaciones, cómo es su costumbre, optó por una lamentable y peligrosa estrategia: la represalia.

Resulta alarmante que un servidor público, en lugar de actuar con transparencia y rendición de cuentas, recurra a la intimidación y la persecución. Según quedó documentado en el video que acompaña esta nota, Enrique Galindo Ceballos, a los tres días de haber publicado nuestro editorial, envió a sus esbirros policías al domicilio particular del director de este medio de comunicación con la clara intención de amedrentarlo. Este tipo de acciones no solo son inaceptables en una democracia, sino que también socavan la confianza pública en las instituciones y en aquellos que las lideran.

El episodio más grave de esta lamentable historia es la confiscación del vehículo del director del medio de comunicación que se encontraba estacionado frente a su domicilio. ¿Otra razón más? La negativa de nuestro director a ser cómplice de las presuntas mentiras y corruptelas del alcalde Galindo. Aquí cabe dar a conocer que Revista Punto de Vista en su momento rechazó un paquete publicitario ofrecido por el alcalde Galindo por un valor de 300 mil pesos. Este rechazo se justificó en la firme convicción de nuestro director de no ser cómplice de lo que él percibe como acciones corruptas y engañosas por parte del alcalde y toda su administración.

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La persecución de los medios de comunicación críticos es un ataque directo a la libertad de prensa, un pilar fundamental de cualquier democracia. Los periodistas deben poder investigar, cuestionar y denunciar sin temor a represalias. El intento del alcalde Galindo de silenciar a Revista Punto de Vista no solo es un abuso de poder, sino también un intento flagrante de socavar la responsabilidad de los medios de comunicación en la sociedad.

Desde este espacio, le recordamos al alcalde Galindo que su mandato tiene un límite de tres años, mientras que la labor de Revista Punto de Vista como medio de comunicación es continua y perdura en el tiempo, no en vano cumplimos ya 46 años informando ininterrumpidamente. No importa cuánto el alcalde intente callar a las voces críticas; el periodismo independiente siempre prevalecerá.

Es importante que la sociedad esté alerta y que exija que se respeten los principios democráticos y los derechos fundamentales, incluida la libertad de prensa. Además, se debe responsabilizar al alcalde Galindo por cualquier violación de los derechos de las personas o los daños a la propiedad que puedan resultar de sus acciones.

Por tal motivo y después de lo acontecido, en Revista Punto de Vista hacemos responsable al alcalde Enrique Galindo Ceballos de cualquier consecuencia que nuestras familias, bienes y personas puedan sufrir como resultado de sus violentas e intimidatorias acciones.

Alcalde Enrique Galindo Ceballos, su intolerancia y su abuso de poder no tienen cabida en una verdadera democracia y es nuestra responsabilidad como ciudadanos exigir un cambio y proteger los valores que fundamentan nuestra sociedad. El poder político no debe ser un escudo que proteja la corrupción y la intolerancia; debe ser un instrumento para el bienestar de la comunidad y el respeto a los derechos de todos los ciudadanos.

Nota Completa
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