MRS / Revista Punto de Vista / 12 de Octubre 2023
Hoy, el Diario Oficial publicó una noticia que ha dejado a muchos mexicanos preocupados y con un sabor amargo en la boca. Se trata de la “desincorporación” (o mejor dicho, desaparición) de los hospitales regionales de Guanajuato, Chiapas, Oaxaca, Yucatán, Tamaulipas y la Ciudad de México, con el fin de centralizar sus recursos en el IMSS-BIENESTAR. ¿El motivo? Según las autoridades, se busca una mayor eficiencia en la atención médica y el uso más efectivo de los recursos.
Sin embargo, al analizar detenidamente esta medida, surgen serias dudas sobre sus verdaderas intenciones. La centralización de recursos podría sonar como una estrategia lógica, pero detrás de ello se esconde una decisión que podría tener consecuencias devastadoras para la salud de miles de mexicanos.
¿A quién pertenecen los 8,534 millones de pesos que se destinan al IMSS-BIENESTAR? Puede que esta medida tenga como objetivo apoderarse del dinero y utilizarlo a capricho, en lugar de garantizar que se invierta en la atención médica de calidad que tanto necesitan los ciudadanos. La desaparición de los hospitales regionales, que han brindado servicios de salud durante décadas, plantea una amenaza seria para las comunidades que dependen de ellos.
Estos hospitales no solo son lugares de atención médica, sino también pilares fundamentales de la comunidad. Cierran las puertas a los empleados que dependen de ellos y ponen en peligro la salud de aquellos que confían en recibir atención médica cercana y oportuna. El acceso a una atención médica de calidad es un derecho fundamental que no debe verse comprometido por decisiones centralizadoras que, en la superficie, pueden parecer razonables, pero que en realidad socavan los servicios de salud en las regiones.
México necesita una estrategia de atención médica que garantice la calidad, la accesibilidad y la sostenibilidad de sus servicios. La “desaparición” de hospitales regionales no parece ser el camino correcto. En lugar de centralizar recursos, se deben buscar soluciones que fortalezcan y expandan la capacidad de atención médica en todo el país. La salud de los mexicanos no debería convertirse en un peón en un juego de presupuesto y política. Es hora de reconsiderar esta medida y pensar en el bienestar de la población antes que en el ahorro de dinero.
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