En el marco del segundo debate presidencial celebrado el domingo 28 de abril, las dos principales contendientes, Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez, se enfrentaron en un intenso intercambio de propuestas y acusaciones que delinearon las diferencias fundamentales entre sus visiones políticas y económicas.
Durante el encuentro, Sheinbaum, representante de la coalición Morena, PT y PVEM, lanzó acusaciones contra Gálvez, candidata respaldada por las fuerzas del PRI, PAN y PRD, al señalarla como la abanderada del neoliberalismo y los intereses del antiguo modelo económico. En este sentido, destacó la alianza de Gálvez con partidos que históricamente han respaldado políticas económicas neoliberales, enfatizando su compromiso con una transformación económica que priorice a los sectores más vulnerables.
El debate se centró en gran medida en cuestiones económicas, reflejando la importancia que estos temas tienen para el electorado mexicano. Sheinbaum defendió su gestión económica y destacó el aumento del salario mínimo durante su administración, comprometiéndose a seguir elevándolo para alcanzar un nivel equivalente a 2.5 canastas básicas. Por otro lado, Gálvez denunció el crecimiento de la deuda per cápita durante el actual gobierno, argumentando que esta situación evidencia el fracaso de las políticas económicas implementadas.
Además del salario mínimo, se abordaron otros temas económicos de relevancia, como la propuesta de Gálvez de eximir de impuestos a aquellos que ganen menos de 15 mil pesos al mes, lo que beneficiaría a una gran parte de la población. También se discutió el apoyo fiscal otorgado a Pemex durante la administración actual, con Gálvez criticando esta política y calificando a la empresa estatal como un “robadero”.
En cuanto a las propuestas de reforma laboral, Jorge Álvarez Máynez, candidato del Movimiento Ciudadano, propuso la reducción de la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales, destacando la falta de apoyo de los partidos de Sheinbaum y Gálvez a esta iniciativa en el Congreso.
En resumen, el segundo debate presidencial no solo sirvió para presentar propuestas económicas y sociales, sino también para evidenciar las divergencias ideológicas y estratégicas entre los candidatos, proporcionando a los votantes una visión más clara de las opciones disponibles en las próximas elecciones presidenciales.