Escuelas mexicanas tendrán seis meses para dejar de vender comida chatarra

Las autoridades mexicanas han anunciado que las escuelas del país dispondrán de seis meses para implementar una prohibición sobre la venta de comida chatarra, una medida que busca combatir la creciente obesidad infantil. Esta disposición, publicada el 30 de septiembre, incluye productos como bebidas azucaradas, patatas fritas y otros snacks que han sido parte de la dieta escolar durante generaciones.

Los administradores de las escuelas que no cumplan con esta normativa se enfrentarán a multas que oscilan entre 545 y 5.450 dólares, una sanción que podría duplicarse en caso de reincidencia. La medida afecta a todos los niveles educativos, desde primaria hasta educación superior.

México enfrenta una grave crisis de obesidad infantil, siendo el país con el mayor índice de sobrepeso en niños en el mundo. Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, muchos niños obtienen hasta el 40% de su ingesta calórica diaria de productos considerados poco saludables. A pesar de los intentos previos por regular la venta de comida chatarra, estos esfuerzos han tenido escaso éxito.

La presidenta Claudia Sheinbaum subrayó la importancia de ofrecer alternativas saludables, como agua potable y refrigerios nutritivos, sugiriendo que “es mucho mejor comer un taco de frijoles que una bolsa de papas”. Sin embargo, la implementación de estas alternativas enfrenta desafíos significativos. La mayoría de las 255.000 escuelas en México carecen de acceso a agua potable gratuita, y solo un 4% ha logrado instalar fuentes de agua.

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Además, muchas instituciones se encuentran en áreas con escasos recursos, lo que dificulta mantener condiciones adecuadas de higiene y servicios básicos. Por otro lado, las recetas de frijoles, como los frijoles refritos, a menudo contienen grasas saturadas, lo que podría contradecir las nuevas regulaciones.

Las normas también estipulan que cualquier producto escolar con una etiqueta de advertencia deberá ser retirado de la venta. Sin embargo, aún no está claro cómo se hará cumplir esta prohibición en los alrededores de las escuelas, donde vendedores ambulantes suelen ofrecer estos productos a los estudiantes durante los recreos. La situación plantea un reto considerable en la lucha contra la obesidad infantil en el país.

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