La reelección de Rosario Piedra Ibarra como presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) para el periodo 2024-2029 marca un hito controversial en la política mexicana actual. Con 87 votos a favor, Piedra Ibarra logró asegurar un segundo mandato en un proceso que estuvo lejos de ser terso y transparente.
Este resultado representa un revés significativo para la presidenta Claudia Sheinbaum en dos frentes. Por un lado, su candidata preferida, Nashieli Ramírez Hernández, solo obtuvo 36 votos, quedando muy por detrás de Piedra Ibarra. Por otro lado, la reelección contradice directamente la postura de Sheinbaum contra la continuidad en cargos públicos, poniendo en evidencia las inconsistencias dentro de su propio partido.
El proceso de selección estuvo plagado de irregularidades y polémicas. Piedra Ibarra, a pesar de ser la peor evaluada entre las aspirantes finalistas, fue incluida en la terna final en detrimento de candidatas mejor calificadas. Además, se presentó una carta de apoyo con firmas cuestionables en su expediente, un hecho que la mayoría oficialista intentó minimizar.
La sesión en el Senado se caracterizó por tensiones y enfrentamientos entre los partidos. El PAN propuso medidas para garantizar la transparencia del voto, como el uso de mamparas y la entrega de boletas justo antes de la votación. Sin embargo, estas propuestas fueron rechazadas por Morena y sus aliados, generando acusaciones mutuas y un ambiente de desconfianza.
La votación final refleja la capacidad de Morena y sus aliados para mantener la unidad de su bloque, incluso frente a las reservas de algunos senadores. El llamado a una senadora suplente para asegurar el voto necesario demuestra la determinación del partido oficialista por lograr este resultado.
Esta reelección plantea serias preguntas sobre la independencia y efectividad de la CNDH en los próximos años. Piedra Ibarra, cuya gestión anterior ha sido criticada por su cercanía al gobierno y por priorizar investigaciones de casos previos al actual sexenio, ahora enfrenta el desafío de demostrar su capacidad para defender los derechos humanos de manera imparcial y efectiva.
La reelección de Rosario Piedra Ibarra en la CNDH no solo representa un triunfo político para Morena, sino también un momento crucial para la defensa de los derechos humanos en México. El tiempo dirá si esta decisión fortalecerá o debilitará la institución en un momento en que su independencia y eficacia son más necesarias que nunca.