Este lunes, el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, expresó su satisfacción por la decisión del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, de declarar a los cárteles del narcotráfico como organizaciones terroristas extranjeras a partir del 20 de enero. Noboa afirmó que esta medida es un paso significativo, ya que Estados Unidos nunca había clasificado a estos grupos de esta manera.
Noboa hizo referencia a su propia declaratoria en enero pasado, cuando Ecuador reconoció el “conflicto armado interno” contra 22 grupos de delincuencia organizada vinculados al narcotráfico, a los que comenzó a llamar “terroristas”. Durante un foro en Phoenix, Arizona, Trump afirmó que todos los miembros de pandillas extranjeras serían expulsados y que se designarían inmediatamente a los cárteles como organizaciones terroristas extranjeras.
El presidente ecuatoriano subrayó la necesidad de una respuesta internacional al crimen trasnacional, destacando que ha mantenido conversaciones con gobiernos de Estados Unidos, Europa, Japón, Corea, Brasil y Argentina para abordar el problema de manera conjunta. Noboa enfatizó la importancia de fortalecer las fronteras y mejorar la seguridad en el país, señalando que Ecuador ahora tiene una situación fiscal más estable, lo que facilitará estos esfuerzos.
En cuanto a la crisis penitenciaria en Ecuador, Noboa mencionó el hacinamiento en las cárceles, que albergan a más de 4,000 presos, y la necesidad de construir más instalaciones carcelarias. También destacó que es crucial desarticular la concentración de criminales peligrosos en áreas específicas para evitar que se conviertan en centros de comando.
A pesar de los esfuerzos por combatir la inseguridad, Noboa advirtió que el país sigue en “una guerra” contra más de 35,000 hombres y mujeres armados, a quienes calificó de “grupos narcoterroristas”. En respuesta, su gobierno ha militarizado puertos y está trabajando para abordar problemas como la minería ilegal.
Con miras a su reelección en las elecciones de febrero próximo, Noboa continúa enfrentando el desafío de mejorar la seguridad y la estabilidad en Ecuador, en medio de un contexto de creciente violencia y conflictos entre bandas criminales.