MRS / Revista Punto de Vista / 15 de Enero 2025
El proceso de selección de candidatos para ocupar los cargos en la Suprema Corte de Justicia de la Nación se enfrenta a un desafío monumental. Con 10,877 aspirantes y un plazo de apenas 15 días para realizar las entrevistas, el Comité Legislativo se ve obligado a cumplir con una tarea que parece no solo inalcanzable, sino también ilógica y prácticamente imposible.
Para cumplir con el objetivo de entrevistar a todos los candidatos antes del 31 de enero, el Comité debe llevar a cabo 725 entrevistas diarias, lo que se traduce en 30.20 entrevistas por hora durante las 24 horas del día. Esto implica que cada dos minutos debe realizarse una entrevista, lo cual es un ritmo insostenible. La falta de tiempo no es el único problema; también está la cuestión del número limitado de personas que pueden llevar a cabo estas entrevistas en un periodo tan corto.
La situación se complica aún más al considerar que el número de entrevistadores es limitado. ¿Cómo puede un pequeño grupo de personas gestionar tal carga de trabajo? La falta de personal capacitado y suficiente para llevar a cabo estas entrevistas pone en duda la calidad del proceso. La selección de personal es un proceso que requiere atención cuidadosa y tiempo, especialmente cuando se trata de posiciones tan críticas como las de ministros de la Suprema Corte. La prisa puede llevar a decisiones apresuradas y, por ende, a una selección deficiente.
Además, el método mismo de selección está bajo escrutinio. Las entrevistas son una herramienta común en el proceso de selección, pero su eficacia ha sido cuestionada en múltiples estudios. Se ha demostrado que las entrevistas pueden carecer de fiabilidad y validez, lo que significa que dos entrevistadores pueden llegar a conclusiones diferentes sobre el mismo candidato. Este hecho plantea serias dudas sobre si el proceso actual realmente logrará identificar a los candidatos más calificados.
El objetivo del Comité Legislativo parece no solo difícil, sino prácticamente imposible. La combinación de un plazo extremadamente corto, la falta de personal adecuado y los cuestionamientos sobre la eficacia del método de selección suscitan serias dudas sobre la capacidad del Comité para cumplir con su cometido. Este proceso no solo es crucial para el futuro del sistema judicial en México, sino que también debe ser llevado a cabo con rigor y transparencia para garantizar que se seleccionen los mejores candidatos. Sin embargo, las condiciones actuales hacen que esto parezca poco probable.