Este lunes, Cuba enfrenta una grave crisis energética que ha dejado sin electricidad al 45% del país durante las horas de mayor demanda, según informó la estatal Unión Eléctrica (UNE). Los apagones, que en algunas regiones alcanzan hasta 20 horas diarias, son consecuencia de averías en las centrales termoeléctricas y una severa escasez de combustible debido a la falta de divisas para importarlo.
La UNE calcula para el horario pico una capacidad máxima de generación eléctrica de 1,910 megavatios (MW) frente a una demanda de 3,350 MW, lo que supone un déficit de 1,440 MW. Actualmente, cinco de las 20 unidades de producción termoeléctrica están fuera de servicio por averías o mantenimientos, y 72 centrales de generación distribuida se encuentran inoperativas por falta de combustible.
Expertos señalan que la crisis energética en Cuba es resultado de una infrafinanciación crónica del sector eléctrico, completamente en manos del Estado desde 1959. El gobierno cubano atribuye parte de la crisis a las sanciones estadounidenses que afectan la importación de insumos y repuestos necesarios para el mantenimiento de la infraestructura energética.
La situación ha tenido un impacto negativo en la economía cubana, que se contrajo un 1.9% en 2023 y no mostró crecimiento en el año siguiente. Los frecuentes apagones afectan la producción industrial, el comercio y la vida cotidiana de los ciudadanos, quienes enfrentan dificultades para acceder a servicios básicos como agua potable y transporte.
La crisis energética en Cuba continúa sin una solución a corto plazo, y la población enfrenta diariamente las consecuencias de un sistema eléctrico colapsado.
