Editorial… Sobre el senado mexicano gasta 20 millones en comidas

Mientras hospitales públicos colapsan por falta de medicamentos, equipos y personal, los senadores de México han decidido darse un lujo obsceno: gastarán 20 millones de pesos en sus comidas durante 2024, un despilfarro que supera en 43.6% los $13.9 millones del año pasado. ¿Cómo justificar este aumento desmedido? ¿Acaso ahora comen oro mientras el sistema de salud se desmorona?

El dato es escandaloso por donde se le mire. Aunque el Senado presume un cambio de proveedor, la realidad es que los costos se dispararon sin rubor. Mientras tanto, millones de mexicanos enfrentan listas de espera interminables para recibir atención médica, clínicas sin insumos básicos y familias que deben elegir entre comprar medicamentos o comer. La prioridad de esta cámara legislativa, sin embargo, no es resolver emergencias nacionales, sino garantizar que sus integrantes tengan menús gourmet a costa del erario.

Pero el problema no termina ahí. Este gasto refleja una estructura política inflada y disfuncional. Los senadores plurinominales —figuras que llegan al cargo por designación partidista, no por voto directo— son parte de un sistema que multiplica costos sin aportar valor real. Su labor, lejos de traducirse en leyes que beneficien a la población, suele reducirse a escándalos y peleas estériles. ¿Por qué sostener un modelo que solo perpetúa privilegios?

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La ironía es más amarga si recordamos el mensaje de austeridad que alguna vez encarnó el presidente López Obrador. En 2019, ofreció a periodistas un modesto plato de huevo en salsa como símbolo de su gobierno “sin lujos”. Hoy, sus aliados y opositores en el Senado parecen haber olvidado esa lección. Si realmente quieren predicar con el ejemplo, deberían volver a ese proveedor austero. Y a quien le parezca insuficiente, que pague su filete de su propio bolsillo.

Es hora de exigir cuentas claras. Los $20 millones no son sólo un número: representan camillas vacías, recetas sin cumplir y vidas en riesgo. Un legislador que prioriza su paladar sobre la salud de su pueblo no merece el cargo. México necesita menos banquetes y más voluntad política. Que los senadores decidan: ¿servir al país o seguir sirviéndose a sí mismos?

editorial@revistapuntodevista.com.mx

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