
La presidenta Claudia Sheinbaum concluyó su participación en la Cumbre del G7 en Canadá, marcada por vínculos diplomáticos con líderes de la Unión Europea, India, Brasil y Canadá, pero sin lograr una reunión presencial con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. La ausencia de Trump, quien regresó anticipadamente a Washington debido a la situación en Medio Oriente, frustró el esperado encuentro bilateral. En su lugar, Sheinbaum sostuvo una llamada catalogada como “buena”, en la que ambos acordaron mantener la cooperación en temas críticos como comercio, migración y seguridad.
A lo largo del foro, Sheinbaum estrechó relaciones con el primer ministro canadiense Mark Carney, enfocándose en impulsar inversiones en infraestructura, cultura y seguridad energética, incluso obsequiando un balón artesanal como símbolo del próximo Mundial. Del mismo modo, su encuentro con el primer ministro de India, Narendra Modi, abrió posibilidades de colaboración en ciencia, tecnología, farmacéutica y minerales críticos. La mandataria también impulsó la actualización del tratado comercial con la Unión Europea en un diálogo con Ursula von der Leyen y António Costa, invitándolos a reforzar la cooperación comercial y firmar un acuerdo modernizado.
A pesar de no concretar su primer cara a cara con Trump, considerada por analistas como una oportunidad clave para México, Sheinbaum salió fortalecida diplomáticamente. Su estilo moderado y proactivo le permitió avanzar en una estrategia internacional que amplía las alianzas de México, superando expectativas de los críticos y consolidando una postura más global que la de su antecesor. La llamada con Trump, reprogramada para una fecha posterior, mantiene abierta la agenda en temas como aranceles al acero y aluminio, migración y remesas, sin cerrar la puerta a futuros acuerdos.










