El anuncio de un alto al fuego entre Israel e Irán generó ayer una caída significativa en los precios del petróleo, que registraron su mayor desplome en una sola sesión desde agosto de 2022. Los mercados interpretaron la tregua como una señal de estabilidad en el suministro energético, lo que provocó que el Brent perdiera casi un 9 por ciento y el WTI cerca del 7 por ciento, mientras que la mezcla mexicana también sufrió una baja similar.
El alivio llegó tras comunicaciones del presidente de Estados Unidos y reportes de que Irán respondió con moderación después de ataques previos. Esto disipó parcialmente el temor a un cierre del estrecho de Ormuz, vía clave por donde circula alrededor del 20 % del petróleo mundial. La menor tensión geopolítica generó un respiro en los mercados y permitió que los precios del crudo quedaran en cerca de 70 dólares por barril para el Brent y alrededor de 68 dólares para el WTI.
En respuesta al movimiento, las bolsas globales reaccionaron positivamente y las acciones subieron en Asia, Europa y Estados Unidos, con el S&P 500 y el Nasdaq mostrando ganancias moderadas. Al mismo tiempo, se observó una reducción en las presiones inflacionarias a nivel global, lo que ha aumentado las expectativas de ajustes en la política monetaria de bancos centrales como la Reserva Federal.
A pesar del optimismo, los analistas advierten que la tregua podría ser frágil y que el riesgo de nuevas tensiones no ha desaparecido por completo. Una posible escalada en Oriente Medio o un eventual bloqueo del estrecho de Ormuz seguirían siendo amenazas latentes para el mercado energético. Por ello, los operadores ajustan sus carteras con cautela, conscientes de la persistente volatilidad.
