Por: Doña Carmen, indignada agitando banderitas de México y España.
¿Ya vio usted? ¡Hasta los López Obrador se volvieron “españoles” como por arte de magia! La señora Gutiérrez Müller —la misma que pedía disculpas al rey— ahora vive en un barrio fifí de Madrid, mientras el chamaco estudia en una universidad que cobra lo que aquí cuesta una cosecha completa de maíz.
Y no acaba ahí: los hermanos de los “sobrecitos amarillos” —sí, esos que repartían cash para el movimiento— también hicieron cola para obtener la nacionalidad española. ¿Por la Ley de Memoria Histórica? ¡Ja! Más bien por la ley del “por si las moscas”. ¡Hasta parece telenovela turca!
Pero lo más sabroso: el señor que juraba que “nunca se irá del país”… pues resulta que su esposa, sus hermanos y hasta el hijo más pequeño ya tienen maletas marcadas con destino a España. Como dice el refrán: “Dime de qué huyes y te diré qué auditoría te espera”.
Mire usted: La ex primera dama, que antes exigía perdón a España, ahora pide permiso para entrar al gimnasio de lujo en Madrid. Los hermanos, que recibían moches en sobres amarillos, ahora buscan pasaporte europeo… por si el dólar se dispara. Y el hijo menor, estudiando en La Complutense, con dinero que huele a tamal de fiesta priísta.
¿Y el expresidente? Dicen que en Palenque, pero con esta fuga familiar, parece que está viendo hundirse el barco. ¡Ah, pero eso sí!: “Mis hijos no harán negocios”. No, señor… ¡los hizo empresarios de exportación!
Lo que no dicen, pero todos sabemos: “Cuando el perro huye, no es por la lluvia; es porque escuchó tronar el rifle”. Y ese trueno viene del norte. Dicen que los gringos tienen en la mira a un grupo de políticos mexicanos, acusándolos de proteger a narcos. Por eso, España, su “enemigo histórico”, hoy se volvió su búnker… con jamón ibérico incluido.
Qué ironía: los mismos que criticaban a Fox por vivir en Guanajuato “como español” o a Salinas por vacacionar en Europa, ahora beben sangría en su misma terraza.
Y lo peor: todo pagado con “ahorritos” que ni la tienda de raya podría juntar. ¿De dónde sale tanta lana para universidades de 90 mil pesos, barrios exclusivos y vuelos trasatlánticos? ¡Ni que vendieran tamales en bicicleta!
No se engañe: “El que nace para maceta no cruza el océano… a menos que tenga cuentas que esconder”. Pero tranquilos… el pueblo tiene memoria de elefante y risa de coyote. Hoy ríen en Madrid, pero ya verán cuando España les cobre la factura de incoherencia, Estados Unidos toque la puerta con extradición, y México les grite: ¡Nunca más!
Porque al final, como este polvo que barro: “Lo que se esconde bajo el tapete, algún día la escoba lo descubre”.
Y cuando eso pase… que no lloren por el nacionalismo que dejaron abandonado en el aeropuerto.
Con la escoba en mano y los ojos en el avión que huye hacia Madrid,
Doña Carmen
Vecina que sabe que la doble nacionalidad más cara es la de la doble moral.
