José Ramón López Beltrán, hijo del expresidente Andrés Manuel López Obrador, respondió con firmeza a las críticas por sus recientes vacaciones familiares en Cancún y dejó claro que no es funcionario público. A través de un mensaje en sus redes sociales, subrayó que trabaja en proyectos fuera del ojo público y que pasar tiempo con sus hijos no es un lujo sino un derecho.
La polémica se generó tras la difusión de fotografías donde aparece junto con sus hijos Salomón y Natalia en un resort exclusivo, lo que generó cuestionamientos sobre el origen de los recursos destinados al viaje. Al respecto, López Beltrán señaló que no ejerce ningún cargo público ni administra recursos gubernamentales; trabaja de forma privada en asuntos que no buscan reflectores ni requieren aprobación pública.
Durante su mensaje, enfatizó que “no todo se presume ni todo se publica” y criticó que la falta de comunicación por su parte no otorga a nadie el derecho de presumir especulaciones. Agregó que quien trabaja con integridad merece descanso, privacidad y alegría sin ser juzgado.
Según reportes, López Beltrán y su esposa permanecieron durante dos semanas en el complejo Vidanta Riviera Maya, cuyas tarifas oscilan entre 9 800 pesos por noche en su categoría más accesible y hasta 30 000 pesos en opciones de lujo. El costo estimado de la estancia sin incluir servicios adicionales como alimentación, spa o traslados podría superar los 137 000 pesos.
Este episodio revive la polémica relacionada con otro de sus hermanos, Andy López Beltrán, quien fue criticado recientemente por vacacionar en un lujoso hotel de Tokio, lo que generó comentarios institucionales sobre la responsabilidad pública en los entornos más cercanos a la Cuarta Transformación.
