La visa como arma política entre EE.UU y México

MRS / Revista Punto de Vista / 13 de agosto 2024

La reciente decisión de Estados Unidos de quitarle la visa a políticos mexicanos no es un caso aislado. Es una señal clara de que las relaciones entre ambos países atraviesan un momento delicado. En Washington lo presentan como un simple acto de soberanía migratoria, pero su impacto va mucho más allá de lo administrativo. En medio de un contexto ya cargado por tensiones en migración, seguridad y comercio, este tipo de medidas solo añade más fricción. En México, el mensaje se recibe no como un trámite, sino como una afrenta política.

Las consecuencias se sienten de inmediato. La cooperación bilateral, que es clave para combatir juntos al crimen organizado o manejar de manera ordenada los flujos migratorios, se ve afectada. Es difícil hablar de trabajo en equipo cuando una de las partes utiliza algo tan personal y simbólico como la visa para presionar o castigar. Esa confianza, que es el pegamento de cualquier alianza, empieza a resquebrajarse. Y si Estados Unidos busca imponer un gesto punitivo, termina debilitando justo la colaboración que tanto dice necesitar.

Dentro de México, el efecto es igual de predecible que de dañino. Este tipo de acciones alimenta el discurso nacionalista y antiestadounidense, muy fácil de explotar políticamente. El político afectado, sin importar su historial, puede pintarse como víctima de la intromisión del “gigante del norte” y hasta ganar simpatías, desviando el foco de cualquier cuestionamiento interno. En la práctica, Washington termina regalando un aura de mártir y fortaleciendo las narrativas que buscan enfrentar a México con su principal socio.

Lee:  Salario mínimo subirá 13% en 2026, anuncia Gobierno federal

El momento político no ayuda. En un país con un ambiente electoral tan polarizado, la decisión de Estados Unidos se percibe como una intromisión que podría influir en procesos internos. Aunque se aleguen razones legales, la falta de claridad sobre los motivos concretos y el hecho de que los afectados sean figuras políticas abren la puerta a las sospechas. ¿Es una sanción legítima o un mensaje velado a las élites mexicanas? Esa ambigüedad solo alimenta teorías que ponen en duda la neutralidad estadounidense.

A largo plazo, el daño puede ser mayor. Cuando la diplomacia se sustituye por gestos unilaterales, la relación pierde estabilidad. La confianza mutua, ya frágil, se desgasta más. Y Estados Unidos corre el riesgo de empujar a México hacia posiciones más cerradas o hacia la búsqueda de otros aliados. Usar la visa como un arma política es, en el mejor de los casos, una estrategia cortoplacista. No resuelve problemas de fondo, deja resentimientos duraderos y, en el fondo, debilita la posición de Estados Unidos en su propia región. Lo que parece un golpe de autoridad termina siendo un disparo en el pie.

mrenzi@revistapuntodevista.com.mx

Nota Completa
Recomendamos leer...
Close
Back to top button