Doña Carmen: Indígena por conveniencia

Por: Doña Carmen, mientras pela tunas burronas en el patio de su casa

Resulta que desde el gobierno federal nos llegó a San Luis Potosí un “indígena de exportación” con nombre de político: Mario Alberto Godoy Ramos, hermano de la consejera jurídica de la Presidencia, Ernestina Godoy. Lo mandaron como delegado del Instituto de Pueblos Indígenas, pero los verdaderos indígenas de aquí ni lo conocen ni lo quieren.

Las comunidades Tenek, Náhuatl y Xi’oi ya alzaron la voz. Dicen que este señor se inventa raíces como quien cambia de camisa. En 2018 se registró como afromexicano, luego como rarámuri (¡siendo que los rarámuris son de Chihuahua!), y ahora viene a San Luis a “representar” a quienes nunca han visto su cara por la comunidad. ¡Qué descaro! Hasta el metate se indignaría.

Pero lo grave no es solo el disfraz. Le quitaron el puesto a indígenas verdaderos para dárselo a un hermano de funcionaria. Y además, trae bajo el brazo a un grupo con antecedentes violentos para imponer una junta directiva en Mexquitic. O sea: nepotismo con violencia incluida.

Así como va, este señor que juega a ser indígena de fantasía pronto dirá que es japonés o marciano. Lo que queda claro es que no viene a servir, sino a cobrar un hueso por ser hermano de la señora Godoy 

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Ya lo decía mi abuela: “El que no es árbol, ni sombra da”. Y este señor, lejos de ser árbol, es matorral con etiqueta oficial.

Lo peor es que todo esto insulta a los pueblos originarios. Usar su identidad como trampolín político es bajarse el respeto hasta los talones. Y mientras, la señora Godoy en la Ciudad de México, tan campante, y su hermano aquí, disfrazado de lo que no es.

Al final, el mensaje es claro: “Importa más el apellido que la autenticidad”. Pero los pueblos ya saben: este no es su representante, es un impostor con credencial oficial.

Y así, entre mentiras y privilegios, la verdadera herencia indígena se mancha con juego sucio.

Con cuchillo en mano y más de media cubeta de tunas burronas por pelar
Doña Carmen
Vecina que prefiere un indígena auténtico a un funcionario con disfraz.

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