Uruapan, Michoacán, México.– Miles de personas salieron a las calles de Uruapan y Morelia para exigir justicia por el asesinato del alcalde Carlos Manzo Rodríguez, ocurrido el sábado por la noche en el centro del municipio. Entre gritos de “¡Fuera, fuera, fuera!” y “¡Justicia!”, los manifestantes expresaron su indignación y responsabilizaron al gobernador Alfredo Ramírez Bedolla por la falta de seguridad en el estado.
Durante el sepelio del edil, celebrado el domingo en Uruapan, el mandatario estatal fue recibido con gritos, insultos y reclamos, e incluso una mujer le propinó una bofetada al ingresar al recinto. Las exigencias de los asistentes fueron claras: la renuncia del gobernador y garantías de seguridad para la población michoacana.
Posteriormente, en Morelia, cientos de ciudadanos se concentraron frente al Palacio de Gobierno, donde la protesta escaló en violencia. Manifestantes irrumpieron en el edificio, rompieron mobiliario y ventanales, y prendieron fuego en algunas oficinas mientras exigían justicia por el edil asesinado.
“¡Fuera Morena!, ¡Fuera Bedolla!, ¡Fuera Claudia!”, corearon los inconformes, quienes también arrojaron mesas, sillas y escritorios desde el balcón principal, causando severos daños materiales. Algunos participantes lanzaron bombas caseras, rompieron computadoras y retratos de exgobernadores, y realizaron pintas con mensajes contra el gobierno estatal y federal.
Elementos antimotines y el titular de Seguridad Pública estatal, Juan Carlos Oseguera, acudieron al sitio para controlar la situación. Se registraron enfrentamientos y uso de gas lacrimógeno para dispersar a la multitud, así como sometimientos de manifestantes en la vía pública.
En Uruapan, desde temprana hora, se realizó una marcha multitudinaria en homenaje a Carlos Manzo, de 40 años de edad, quien era alcalde independiente y líder del movimiento político “El movimiento del sombrero”, por el cual era conocido como “El sombrerudo”.
Durante la procesión, el ataúd del edil fue acompañado por su caballo negro, símbolo de su gobierno, con su sombrero colocado sobre la silla de montar, en un gesto que conmovió a los asistentes.
El gobernador Ramírez Bedolla, quien permaneció apenas cinco minutos en el velorio antes de retirarse entre abucheos, no ha ofrecido declaraciones públicas tras las manifestaciones violentas registradas en la capital del estado.
Las autoridades federales mantienen presencia en la zona y continúan las investigaciones sobre el asesinato del alcalde de Uruapan, hecho que ha desatado una de las mayores crisis políticas y sociales recientes en Michoacán.
