La capital potosina: entre el miedo y los discursos vacíos

JCCN / Revista Punto de Vista / 12 de noviembre 2025

En San Luis Potosí, la inseguridad se ha convertido en una rutina dolorosa que desmiente las palabras optimistas del alcalde Enrique Galindo Ceballos. Quien en campaña se presentó como un experto en materia policial y prometió recuperar la paz, hoy gobierna una ciudad donde el miedo se respira en cada esquina y la confianza en la autoridad se ha evaporado.

El reciente asesinato de un joven pasante de Odontología de la UASLP no solo conmocionó a la comunidad universitaria: evidenció el abandono institucional y la falta de una estrategia real para proteger a los ciudadanos. La indignación creció cuando el jefe de Seguridad Municipal, Juan Antonio Villa Gutiérrez, intentó minimizar la tragedia argumentando que el hecho ocurrió “fuera del horario de clases”. Esa declaración, insensible y torpe, fue interpretada como una forma de deslindarse del deber más básico de cualquier autoridad: cuidar la vida.

La reacción de los jóvenes fue inmediata. “La seguridad no se apaga al sonar la campana de salida”, expresó una estudiante, reflejando el sentir de una generación que se siente desprotegida. No se trata solo de un homicidio más; es la muestra del hartazgo ante una administración que promete mucho y actúa poco.

Durante su campaña, Galindo Ceballos basó su imagen en su pasado como ex comisionado de la Policía Federal. Sin embargo, esa experiencia no se ha traducido en resultados visibles. Los potosinos siguen enfrentando robos, asaltos y agresiones, mientras el Ayuntamiento repite que las cifras mejoran. En las calles, nadie lo nota.

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A ello se suma la sombra de la desconfianza: las millonarias compras de patrullas y equipos de seguridad, presentadas como un logro, levantaron sospechas por posibles favoritismos en las adjudicaciones. Más vehículos no significan más seguridad, y el ciudadano común lo sabe. Lo que falta no son patrullas nuevas, sino una policía que funcione, que esté presente, que inspire confianza.

Para muchos, el gobierno municipal ha sustituido la acción por el discurso. En lugar de asumir responsabilidades, se refugia en conferencias de prensa, cifras maquilladas y frases de consuelo. Pero la realidad golpea todos los días. La violencia no se combate con propaganda, ni la paz se logra con boletines optimistas.

San Luis Potosí no necesita más promesas ni héroes de cartón. Necesita autoridades que entiendan que la seguridad no es un eslogan, sino una obligación. Y mientras ese compromiso no se cumpla, la ciudad seguirá siendo escenario de un mismo drama: el de una población que, cansada de discursos, solo pide vivir sin miedo.

jccruzn@revistapuntodevista.com.mx

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