Multitudes preventivas
DICEN QUE DICEN que Claudia Sheinbaum salió a anunciar que este sábado el Zócalo será la prueba irrefutable de que el pueblo está con ella, como si llenar la plancha bastara para exorcizar cualquier sombra que López Obrador dejó flotando con sus famosas “tres causas” para regresar al escenario. Que no hay intervención extranjera, que no hay amenaza a la democracia y que, por supuesto, no necesita que la defiendan —faltaba más—, aunque el solo hecho de aclararlo ya huele a nervio político. Porque mientras la presidenta insiste en que todo marcha sin sobresaltos, su antecesor dejó la puerta abierta y la advertencia puesta, y ahora cada convocatoria masiva parece más un examen de control que una fiesta popular. Y en ese juego de mensajes cruzados, dicen que la coreografía del Zócalo servirá más para calmar dudas internas que para convencer a un país que ya se sabe de memoria estos rituales de fuerza…
La nueva familia azul… de siempre
DICEN QUE DICEN que en el PAN potosino andan tan emocionados con su “nueva era” que Verónica Rodríguez habló de apertura, democracia interna y valores impolutos como si el partido hubiera descubierto el hilo negro después de décadas de nudos azules. Que en la Asamblea Nacional prometieron acabar con los dedazos, aunque más de un panista veterano juraría que esa frase ya la escuchó tres o cuatro veces antes de cada elección fallida. Que ahora sí habrá piso parejo, competencia ética y candidatos con respaldo ciudadano, pero curiosamente todos los aplausos sonaron como si ya supieran quiénes serán los “más competitivos”. Y mientras presumen apps de afiliación, consejos ciudadanos y una “Nueva Familia PAN” que defenderá a México, la oposición interna —esa que no sale en las fotos— murmura que los estatutos pueden cambiar, pero la costumbre de vender humo azul sigue firme. Porque, dicen, en Acción Nacional las transformaciones son tan profundas que cada tanto hay que repetirlas…
Aguinaldos a la ligera
DICEN QUE DICEN que ya van once ayuntamientos corriendo a pedir préstamos para pagar aguinaldos, como estudiantes que se acordaron del proyecto final la noche antes de entregarlo, mientras los montos se acumulan y las tesorerías juran que “todo estaba bajo control”. Y ahí aparece Ricardo Gallardo recordándoles —con la serenidad del que sí hizo la tarea— que al inicio del año les ofreció un convenio para ahorrar y llegar tranquilos a diciembre, pero más del 80 por ciento prefirió gastarse todo mes a mes, como si la Navidad fuera una sorpresa del calendario. Ahora, entre quienes rechazaron el esquema y hoy andan con la lengua de fuera, se exhibe una gestión que huele más a ocurrencia que a administración, con trabajadores municipales pagando los platos rotos. Porque mientras algunos alcaldes piden adelantos, préstamos y hasta un milagrito, el gobernador insiste —con razón— en que el problema está en las tesorerías que no aplicaron controles. Y dicen los que saben que, en política, no hay peor cruda que la financiera, sobre todo cuando te avisaron con once meses de anticipación…
Comisión en modo fantasma
DICEN QUE DICEN que Cuauhtli Fernando Badillo llegó puntual y en persona a la Comisión de Seguridad Pública… y terminó presidiendo lo que parecía más una llamada grupal desordenada que una sesión legislativa, porque sus compañeros decidieron despachar desde donde los agarró la vida: una en carretera, otro en oficina partidista, una más desde la calle y otra entre pasillo y pasillo del Congreso. Que mientras Badillo hacía chistes para no perder la paciencia, el reglamento interno lloraba en una esquina: la modalidad remota solo procede en casos extraordinarios, no cuando a medio mundo le dio flojera estacionarse. Y el colmo —dicen— es que no es la primera vez que las comisiones se vuelven este collage de pantallas parpadeando, horarios que se empalman y diputados atendiendo mil compromisos como si legislar fuera actividad secundaria. Total, la sesión salió, pero la institucionalidad quedó en visto. Porque cuando el Congreso opera en modo Zoom perpetuo, la única señal clara es que la logística legislativa anda más desconectada que sus propios integrantes…
Robo en modo rutina
DICEN QUE DICEN que en la esquina de Pedro Moreno y Zapata el susto del sábado no sorprendió a nadie… salvo a la mujer que atendía su negocio, porque para el resto del vecindario el asalto fue apenas otro episodio en la programación habitual de “viene un tipo armado, roba y se va antes de que llegue la patrulla”. Que el delincuente actuó con tal rapidez que algunos juran que ya conoce mejor la zona que los propios comerciantes, esos mismos que llevan meses reportando robos con la resignación de quien ya aprendió que la PoliSía Municipal llega después, siempre después, como si la seguridad pública funcionara en horario de oficina. Y mientras la autoridad pide extremar precauciones —esa fórmula que no sirve ni de placebo—, los vecinos exigen presencia policial real, no el operativo fantasma que solo aparece cuando ya todo pasó. Porque en estas calles, dicen, la única constante es la sensación de que los ladrones trabajan con más confianza que los que deberían detenerlos…
Revisión con lupa… y con ruido
DICEN QUE DICEN que en Villa de Pozos Maribel Lemoine salió a rechazar, con tono de guerra declarada, la amenaza del diputado Héctor Serrano de “revisar el desempeño” de los concejales, como si el nuevo municipio necesitara más drama político para estrenarse. Que la concejal acusa maniobras oscuras, cortinas de humo y una especie de complot legislativo diseñado para silenciar voces incómodas, mientras asegura que dará la batalla “en todos los frentes”, frase que en estos tiempos ya suena más a eslogan que a advertencia. Y aunque Lemoine se envuelve en la bandera de la representación ciudadana y del debido proceso, los murmullos dicen que este pleito trae más de protagonismo que de defensa institucional: ella acusa intimidación, él habla de revisión, y en medio el pueblo de Villa de Pozos ve cómo su política local se convierte en un ring improvisado donde todos gritan “principios democráticos” mientras se acomodan para la foto. Porque aquí, dicen, la revisión pesa menos que el ruido que cada quien quiere hacer con ella…
Carranza en modo fe de erratas
DICEN QUE DICEN que la Avenida Carranza, ese corredor que alguna vez tuvo más vida que un sábado en la Zona Rosa, hoy parece colección de cortinas cerradas mientras el alcalde Enrique Galindo insiste en que el “rescate integral” va viento en popa… aunque el viento sea el único que entra por los locales vacíos. Que la ciclovía de la administración anterior sigue cargando con la culpa de todo, como si 80 negocios cerrados se explicaran únicamente por dos líneas de pintura, mientras el famoso Plan Carranza de 2025 terminó siendo más un rosario de buenas intenciones que una política pública. Dicen que el mentado plan depende de incentivos fiscales que los diputados autorizarán quién sabe cuándo y de que los dueños bajen las rentas por puro espíritu navideño adelantado. Y mientras el Ayuntamiento Capitalino reparte culpas y promesas sin herramientas, la avenida Carranza se sigue apagando entre anuncios de “se renta”, “se vende” y fachadas que hablan de abandono. Porque, dicen los comerciantes, lo único integral hasta ahora es el vacío: ni acciones contundentes, ni resultados, ni una estrategia que no suene como siempre a voluntarismo municipal con fecha de caducidad…
Porque en San Luis Potosí y en México, siempre habrá alguien que diga que dicen… y casi siempre, tendrá razón.
