Por su salvajismo que se palpa en dos videos, los agentes y su patrulla 3210 son tendencia en las redes sociales y Olga Liliana no ha abierto un procedimiento de oficio y lo más grave, no se ha dado a la tarea de buscar por todos los medios posibles a las víctimas para asistirlos en todo lo que necesiten y sobre todo garantizarles su integridad para que presenten las denuncias respectivas sin ningún temor.
Esta figura decorativa se echa a la bolsa 70 mil pesos al mes de los impuestos de los potosinos.
No se ha coordinado con la Comisión Estatal de Derechos Humanos, con la que se tiene un convenio de trabajo, cuando su titular ya inició dos quejas por oficio contra los policías que vienen desde la campaña de #RompeElSilencio, se les habilitó como escoltas personales del candidato Nava y su familia porque habían sido cesados por corrupción por el alcalde Ricardo Gallardo, luego de que Nava ganó les volvió a dar su charola y patente de corso para delinquir.
Si tuviera dignidad, Olga Liliana ya hubiera renunciado, la opinión pública la ve como una encubridora de los policías asaltantes, el sueldo le ganó a los ideales humanistas.