Entrevistado ante los vistosos y coloridos Altares de Dolores, el señor Gustavo González recordó que anteriormente, al fondo de la calle había una barda, por lo que era un Callejón, y se le llamó del buche porque la gente llegaba a beber agua, aunque también porque había una pulquería. No obstante, comentó que ese nombre se dice que es también porque una de las vecinas vendía tacos de buche, y esta misma persona fue la que comenzó a colocar los Altares de Dolores.
Resaltó el rescate de las fachadas, así como los trabajos realizados en el adoquín por parte de cuadrillas municipales, lo que le da una mejor vista al Callejón y esperan que de esta manera se mantengan estas celebraciones, así como el fervor que ellas conllevan, “para que vivan las tradiciones potosinas y el barrio”.
Gustavo, quien viene desde Chicago para conocer esta tradición que comenzó con su tatarabuela en este sector del barrio de Santiago, comentó que originalmente los Altares se colocaban al interior de las casas, pero posteriormente se pusieron en pleno Callejón. “En lo personal me gustaría que estas tradiciones durarán para toda la vida, porque uno que viene de lejos quiere conocer. Por eso es de aplaudirse que se haga patrimonio, porque es una manera de reconocer a cada uno de mis familiares y a otras personas que, a lo largo de los años, han mantenido esta tradición, la cual debe conocerse internacionalmente”.
Finalmente, el señor Ángel Luis González Martínez relató que fue en el Callejón del Buche donde se dice que inició la tradición de la colocación de Altares en San Luis, “en esta calle en la que nacieron mis abuelos, mis padres, nosotros, mis hijos y las nuevas generaciones y en la que hemos mantenido esta bonita tradición a través de muchos años, por eso, el que el Cabildo lo eleve a patrimonio permitirá darle continuidad”.