Hay tres candidatas: Salazar, Verónica Rodríguez y Lidia Argüello. Capaces y preparadas, sí. Pero no tienen autonomía, cada una de ellas pertenece a un proyecto mayor liderado por hombres, a saber: Octavio Pedroza, Xavier Azuara y Xavier Nava, respectivamente.
Los procesos internos panistas nunca salen bien. Sólo provocan la división y el enojo entre la militancia y esta vez no será la excepción.
Las tres candidatas publican bonitas fotografías recorriendo el estado, visitando a los militantes para ganar su favor del voto.
Pero todos saben que no son libres, que tienen un jefe y que votar por ellas es votar por Octavio Pedroza, Xavier Azuara o Xavier Nava, según sea el caso.
El proceso interno del PAN es un montaje de equidad de género. La militancia blanquiazul tiene tres opciones, pro de las tres ni a cuál irle.
Josefina Salazar se autodenomina como la mejor opción, esto por su curriculum en Congreso del Estado y San Lázaro. Pero su trayectoria no es limpia. Sus compañeros diputados la alucinaron por grosera y prepotente, pero además estuvo involucrada en el escándalo de la “estafa maestra”.
Pero votar por Josefina es en realidad votar por Octavio Pedroza. En la campaña a gobernador la aspirante a dirigente estatal encabezó el movimiento de mujeres y aunque hizo su chamba la flojera y desdén del candidato no le alcanzó para ganar la gubernatura.
Los panistas no quieren a Octavio Pedroza. Votaron por él en el pasado proceso interno porque lo prefirieron antes que a Xavier Nava, pero so no significa que lo quieran de mandamás dictando línea a Josefina Salazar.
Verónica Rodríguez, por su parte, tiene a su favor que fue la única que se mantuvo como oposición panista a Xavier Nava, aunque al momento d las votaciones dobló las manos y avaló las corruptelas y ocurrencias del ex alcalde, esto, todo mundo lo sabe, por órdenes directas de Xavier Azuara.
La militancia panista no quire a Xavier Azuara. Aun recuerdan las traiciones que les hizo en el 2018, cuando luego de asegurar su diputación plurinominal entregó el partido al entonces gobernador priista Juan Manuel Carreras.
Pero de las tres la que menos posibilidades tiene es la desangelada Lidia Argüello, públicamente defensora de Xavier Nava, quien la arropó en su grupo luego del desdén de Xavier Azuara y Juan Francisco Aguilar, que le quitaron la posición en el Congreso del Estado.
Xavier Nava, el gran traidor de San Luis Potosí. No sólo utilizó al PAN en la elección del 2018, al tomar protesta como alcalde desconoció los compromisos con el partido y humilló hasta el cansancio a los militantes.
Pero luego del desprecio blanquiazul, Nava se fue a MORENA, renegando y maldiciendo a sus antiguos aliados. De nada le sirvió tanto brinco, al final los potosinos le mostraron su desprecio y lo convirtieron en el gran perdedor de la elección del 6 de junio.
Pero Nava quiere la revancha y para eso usa a Lidia Argüello. Una militante a la que se le pasó el tiempo de lograr algo y que ve en Nava la oportunidad de vengarse de Azuara y Juan Francisco Aguilar.
Los militantes panistas no tienen mucha opción. Votar por una de las tres mujeres es en realidad votar por los hombres que serán el poder detrás del membrete de equidad de género.
Josefina Salazar, Verónica Rodríguez y Lidia Argüello, son títeres y marionetas de Octavio Pedroza, Xavier AzuaraXavier Azuara y Xavier Nava, que sólo buscan posiciones para el 2024, lo demás no les importa ni les preocupa.
Los panistas se creyeron la mentira de que fueron los ganadores del proceso electoral pasado, pero la realidad es que están a una lección de caer tan bajo como sus aliados del PRI y para quienes lo duden sólo hay que esperar a que se llegue el tiempo.