En la parte central del ornamento, elaborado por personal de la Secretaría Particular y de la oficina de Relaciones Públicas, destacan las figuras emblemáticas, al tamaño natural, de los personajes tradicionales que componen la representación de la natividad: Jesús, María y José, junto con los animales que, de acuerdo a las Escrituras, le brindaron su calor al Dios Niño: un buey, un burro y unos corderos, sin faltar la figura del pastorcillo.
A esta representación se accede desde la entrada de Palacio de Gobierno a través de un camino flanqueado por una serie de macetas con la planta que México aportó al mundo para estas festividades: la Nochebuena, cuyo carmesí intenso contrasta con la oscura cantera del piso del Palacio.
En la extrema derecha del ornamento se encuentra un enorme árbol navideño que alcanza el segundo piso de Palacio, bellamente iluminado y decorado con cajas de regalos. Pero es, sin duda, el diablo ubicado en la parte izquierda de la decoración el que más llama la atención debido a que su malévola imagen luce aún más aterradora por la camiseta que porta y que lo identifica con la leyenda “La Herencia Maldita”.