El nuevo presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, asumió el cargo con una retórica ultraconservadora directa y dura, que no oculta su decisión de “combatir la ideología de género” y rescatar los valores “cristianos” de la sociedad.
“Vamos a unir al pueblo, darle valor a la familia, respetar las religiones y las tradiciones judeo-cristianas, combatir la ideología de género, conservando nuestros valores”, afirmó el nuevo presidente de Brasil en su discurso de investidura.
“Brasil volverá a ser un país libre de las amarras ideológicas”, dijo Bolsonaro, quien también abundó en las alusiones a “Dios”, al que citó una decena de veces en sus pronunciamientos, y sentenció sin tapujos que, con su investidura, el país empieza a “liberarse del socialismo” y de la “inversión de valores”.
La mención directa al combate “a la ideología de género”, que hizo en su primer discurso ante el Parlamento, la reforzó después en un pronunciamiento ante a una multitud que le aclamaba en las calles, a la que prometió que acabará también con “lo políticamente correcto”, que considera como una “estrategia de izquierdistas”.
A pesar de que Bolsonaro reiteró que gobernará e impulsará una política exterior “sin ideologías”, en los dos discursos de su primer día en el poder mantuvo la fuerte retórica anticomunista que le ha caracterizado durante toda su vida política. Ayer recalcó esa postura ante los miles de seguidores que se volcaron a las calles de Brasilia para aclamarlo y a los que enseñó con orgullo la bandera verde y amarilla del país. “Esta es nuestra bandera, que jamás será roja. Solo será roja, si es necesario, con nuestra sangre, para mantenerla verde y amarilla”, expresó.
Aunque no hizo menciones al régimen militar, Bolsonaro sí subrayó el papel que las Fuerzas Armadas tienen en “la misión constitucional de defensa de la soberanía, del territorio nacional y de las instituciones democráticas”.
Bolsonaro venció las elecciones de octubre con 55% de los votos, tras una campaña en la cual no solo fustigó al Partido de los Trabajadores (PT) que había ganado los cuatro comicios anteriores, sino también a un sistema político identificado con grandes escándalos de corrupción que afectaron a casi todos los partidos.
Asisten 10 jefes de Estado
El ultraderechista Jair Bolsonaro ofreció una recepción de gala a autoridades locales y extranjeras en el Palacio de Itamaraty, sede de la Cancillería brasileña, en Brasilia, como broche final a su investidura como nuevo presidente de Brasil.
Bolsonaro, acompañado por la primera dama, Michelle Bolsonaro, recibió a los representantes de las delegaciones de unos 60 países después de tomar posesión como presidente ante el Congreso, recibir la banda presidencial del ya ex gobernante Michel Temer y juramentar a sus 22 ministros.
A la ceremonia de investidura del nuevo mandatario acudieron 10 jefes de Estado, la mayoría de países de Latinoamérica.
Asistieron los presidentes de Bolivia, Evo Morales; Chile, Sebastián Piñera; Honduras, Juan Orlando Hernández; Paraguay, Mario Abdo Benítez; y Uruguay, Tabaré Vázquez.
También estuvieron presentes los primeros ministros de Israel, Benjamín Netanyahu; Hungría, Viktor Orbán; y Marruecos, Saadedine Othmani; así como los presidentes de Portugal, Marcelo Rebelo de Souza; y Cabo Verde, Jorge Carlos Fonseca, entre otras autoridades.
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