La cumbre entre los presidentes de Estados Unidos (EU), Joe Biden, y de Rusia, Vladimir Putin, en la que pocos creían y de la que se esperaban resultados mínimos, culminó con una lectura por parte de ambos líderes muy por encima de las expectativas, con la promesa de tomar medidas concretas en favor de la seguridad estratégica y de la ciberseguridad.
El encuentro “cara a cara” por el que presidente Biden había apostado tuvo un resultado del que ambos jefes de Estado se mostraron satisfechos y así lo evidenciaron en la conferencia de prensa que ofrecieron por separado, en las que no expresaron contradicciones graves, aunque sí posiciones divergentes en los temas que ya se sabe que son irreconciliables, asegurando que sus reuniones se desarrollaron en un tono constructivo y respetuoso.
El primer resultado, que se daba por descontado si no se quería hablar de fracaso, fue el anuncio de que los embajadores de los dos países volverán a sus puestos, después de que en abril pasado ambos gobiernos expulsaran a diplomáticos del otro país en un momento de fuerte tensión.
El diálogo entre ambos tuvo más resultados concretos, como el acuerdo de crear grupos de trabajo sobre seguridad estratégica con el fin de establecer un mecanismo para lidiar con el tema del control de armas y reducir el riesgo de un conflicto accidental.
Sobre ciberseguridad, un asunto de gran preocupación para EU por los ataques que ha sufrido en los últimos meses contra sectores clave, como el de aprovisionamiento energético, Vladimir Putin dijo que había que comenzar a trabajar a nivel de expertos “en el interés de los dos países”.
Estados Unidos sostiene que los ataques proceden de grupos de ciberdelincuentes que operan en territorio ruso y no permiten la reanudación de las operaciones paralizadas hasta que no se les pague un rescate, lo que hace que la cooperación de Moscú sea fundamental en esta materia.
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