El bloqueo de la red social X en Brasil, que comenzó el sábado, ha desatado un intenso debate entre usuarios y políticos sobre la legitimidad de esta prohibición. La medida se implementó tras la negativa de Elon Musk a nombrar un representante legal en el país, incumpliendo un plazo establecido por el juez del Supremo Tribunal Federal, Alexandre de Moraes. Este cierre intensifica una disputa prolongada entre Musk y el juez sobre temas de libertad de expresión, desinformación y cuentas de extrema derecha.
Brasil, uno de los principales mercados de X con decenas de millones de usuarios, ha visto cómo muchos brasileños enfrentan dificultades para adaptarse a otras redes sociales. “Tengo la sensación de no tener ni idea de lo que acontece en el mundo ahora mismo. Es extraño”, compartió Chico Barney, un conocido redactor de espectáculos, quien se ha trasladado a Threads, una nueva plataforma desarrollada por Instagram.
En respuesta al bloqueo, la red social Bluesky ha experimentado un notable aumento de usuarios brasileños, sumando aproximadamente 200,000 nuevos registros en solo dos días. Esta plataforma, lanzada el año pasado, ha visto un incremento en la actividad, con usuarios participando activamente en seguir a otros y dar “me gusta”. “Hola literalmente a todo Brasil”, escribió un usuario en Threads, dando la bienvenida a quienes buscan alternativas.
La migración de usuarios de una red social a otra no es algo inédito en Brasil, donde la popularidad de Orkut fue seguida por la adopción de otras plataformas tras su desaparición. Aunque X no es tan dominante como Facebook, Instagram o TikTok, sigue siendo relevante, especialmente en debates políticos y la creación de memes, que a menudo se originan en esta plataforma antes de volverse virales en otros lugares.
El impacto del bloqueo también se ha sentido en el ámbito del entretenimiento. Artistas como Cardi B han expresado su preocupación por la pérdida de conexión con sus seguidores brasileños, mientras que cuentas de fans de celebridades han dejado de actualizar debido a la imposibilidad de acceder a X.
Este episodio resalta la fragilidad del ecosistema digital en Brasil y plantea interrogantes sobre la libertad de expresión y la regulación de las redes sociales en el país. La situación continúa evolucionando, mientras los usuarios buscan adaptarse a un nuevo panorama digital.