La capital cubana se convirtió en el escenario de una demostración de fuerza naval rusa este miércoles, cuando un submarino de propulsión nuclear y la fragata “Almirante Gorshkov” hicieron escala en el puerto de La Habana. A pesar de las tensiones globales suscitadas por la guerra en Ucrania, tanto Estados Unidos como Cuba han minimizado la amenaza de esta maniobra, considerándola una muestra no hostil de Moscú.
El desfile marítimo fue presenciado por grupos de pescadores, curiosos y policías desde el icónico Malecón habanero, mientras los buques pasaban majestuosamente cerca del histórico Castillo del Morro. La llegada de estos navíos sigue a ejercicios militares en el Atlántico, donde Rusia practicó con misiles de alta precisión, según informes del Ministerio de Defensa ruso.
Cuba ha calificado la visita como una rutina entre naciones aliadas, asegurando que los barcos no portan armamento nuclear, una afirmación corroborada por funcionarios de Estados Unidos. Jake Sullivan, asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, enfatizó la naturaleza habitual de tales ejercicios y la vigilancia constante de la situación por parte de su país.
La proximidad de La Habana a la base naval estadounidense en Key West, Florida, añade una dimensión estratégica a la visita, en momentos en que la administración de Joe Biden evalúa su apoyo a Ucrania frente a la agresión rusa. Expertos como William Leogrande ven en esta acción un recordatorio de Putin a Biden sobre la capacidad de Rusia para proyectar su poder incluso en la esfera de influencia de Washington.
La visita ocurre en medio de una grave crisis económica en Cuba, caracterizada por la escasez de recursos básicos y cortes de energía. Este contexto ha llevado a una renovada aproximación entre Moscú y La Habana, que se ha materializado en la entrega de petróleo ruso y promesas de cooperación en diversos sectores económicos.
Los buques rusos permanecerán en aguas cubanas hasta el 17 de junio, marcando un episodio más en la larga historia de relaciones entre Rusia y Cuba, que incluye momentos críticos como la crisis de los misiles de 1962. Este nuevo capítulo refuerza lazos en un mundo aún resonante con los ecos de la Guerra Fría.