El 18 % de su población ya recibió al menos una dosis, una cifra muy superior a otras naciones de la región.
Chile es, por lejos, el país de América Latina que más está vacunando a la ciudadanía contra el covid-19 y el Gobierno de Sebastián Piñera planea alcanzar la inmunidad generalizada en junio, mientras su administración, duramente criticada por su manejo de la pandemia meses atrás, hoy recibe elogios por la exitosa campaña de inoculación masiva.
Según los datos de Our World in Data, hasta el 1 de marzo en esa nación del Cono Sur ya se le había suministrado al menos una dosis al 18 % de su población total, una cifra que solo es superada por el Reino Unido (29,9 %), Emiratos Árabes Unidos (35,2 %) e Israel (55,1 %). En Latinoamérica, el segundo país con mayor tasa de vacunación es Brasil, pero con un índice muy inferior: 3,1 %. Por detrás aparecen Costa Rica (2 %), Argentina (1,7 %) y México (1,5 %), mientras que el resto de los Estados regionales ni siquiera supera el 1 %.
Por ahora, en Chile solo el 0,3 % de los habitantes ya finalizó el proceso completo de inyecciones, porque la mayoría de las vacunas requiere dos dosis. En este segmento, Brasil, con un 0,9 %, es el país latinoamericano con mayor proporción de personas inmunizadas, es decir, que ya finalizaron todo el procedimiento.
Igualmente, a juzgar por el ritmo chileno de vacunación, se espera que el número se revierta de forma considerable en las próximas semanas. Esto se explica porque, siguiendo un promedio de siete días hasta el 1 de marzo, la nación del Cono Sur se ubicó como la séptima del mundo en dar más inyecciones diarias, con 0,36 por cada 100 personas.
Entre tanto, ese país cordillerano, con una población que no supera los 20 millones de habitantes, logró aplicar 3,49 millones de dosis en menos de un mes.
“Chile puede estar orgulloso de su proceso de vacunación”
El primer tramo de la pandemia encontró a Chile en una situación compleja, e incluso era usado como un mal ejemplo por el Gobierno argentino en varias comparaciones hechas por Alberto Fernández. La nación presidida por Sebastián Piñera, que venía de varios meses caracterizados por manifestaciones y la crisis política del estallido social, tenía muchas regiones al borde del colapso sanitario.
La situación fue tan crítica, que el entonces ministro de Salud, Jaime Mañalich, presentó la renuncia en junio ante el creciente número de contagios: Chile estaba entre los países con mayor cantidad de infecciones y muertes diarias. Ahora, de las 2.809 camas críticas habilitadas, solo hay 173 disponibles a nivel nacional. En total, ya se registraron más de 832.000 contagios confirmados y 20.684 fallecimientos.
A pesar de los desafíos que todavía presenta el coronavirus en cuanto a la respuesta sanitaria, hoy Chile es mirado con atención: se trata de un país sudamericano que vacuna más rápido que muchos territorios europeos. De hecho, si todo marcha según lo previsto, el primer semestre del 2021 terminará con 15 millones de ciudadanos inyectados, un paso necesario para tener una sociedad inmune al covid-19.
“Chile puede estar orgulloso de su proceso de vacunación”, dijo Enrique Paris, quien reemplazó a Mañalich en la cartera de Salud. Esta buena impresión general puede tener varias explicaciones, como un sistema dinámico para aplicar las dosis y velocidad administrativa para organizar el plan de inyecciones.
Sin embargo, el pilar distintivo del Palacio de La Moneda, en medio de una batalla mundial para adquirir vacunas, fue haber desarrollado negociaciones con laboratorios diversos desde el inicio, de forma simultánea. Esta apuesta, que le permitió a Chile no depender de un solo proveedor y someterse a posibles demoras e incumplimientos, dio buenos resultados.
Pero, además del pragmatismo en la compra de 35 millones de dosis, también tuvo un golpe fortuito: Piñera apostó fuerte por la vacuna china de Sinovac, que ya envió cuatro millones de dosis sin grandes contratiempos, mientras que otros laboratorios sí tuvieron retrasos, que ralentizaron la vacunación en más de un país.
Inicialmente, Chile había recibido tan solo 20.000 de Pfizer, para funcionarios sanitarios. Al respecto, desde la Subsecretaría de Relaciones Internacionales señalan que la negociación más importante de esos meses fue con el laboratorio chino porque podía garantizar entregas en cantidades significativas, algo que Pfizer por esos días no podía prometer.
De cara a lo que viene, la administración de Piñera espera recibir 10 millones de dosis de Pfizer, completar las 10 millones de Sinovac —aunque se pretende extender el acuerdo—, 7,8 millones por el plan Covax y las restantes serán de AstraZeneca. Estos tres fármacos son los únicos autorizados en Chile. Igualmente, avanzan las negociaciones con Rusia por la Sputnik V y se desarrollan diálogos con las empresas CanSino, CureVac y Johnson & Johnson, cuya vacuna requiere una sola dosis.
Fuente: https://www.actualidad.rt.com