Tras el fallecimiento del Papa Francisco, los cardenales han iniciado las reuniones previas al cónclave en el Vaticano. Estas sesiones, conocidas como Congregaciones Generales, son fundamentales para discutir el estado actual de la Iglesia y perfilar a los posibles sucesores. Se espera que el cónclave, el proceso secreto de votación para elegir al nuevo pontífice, comience entre el 5 y el 10 de mayo.
El ambiente en estas reuniones es de alta expectativa y tensión. El cardenal Gianfranco Ravasi, aunque no participará en la votación por su edad, expresó su deseo de que el próximo Papa continúe con el legado progresista de Francisco, enfrentando las “tentaciones de regresión” dentro de la Iglesia.
El proceso del cónclave es riguroso y está lleno de simbolismo. Los 135 cardenales electores menores de 80 años se alojarán en la Casa de Santa Marta y se aislarán completamente. Las votaciones se llevarán a cabo en la Capilla Sixtina, requiriendo una mayoría de dos tercios para elegir al nuevo Papa. El humo blanco que emanará de la chimenea de la capilla anunciará al mundo la elección del nuevo líder de la Iglesia Católica.
La elección del nuevo Papa es crucial para el futuro de la Iglesia, especialmente en un momento en que se debate entre continuar con las reformas iniciadas por Francisco o adoptar un enfoque más conservador.