La cifra mundial de muertos por COVID-19 superó los dos millones el viernes, mientras se lleva a cabo un despliegue de vacunas tan inmenso, pero tan desigual, que mientras en algunos países hay esperanzas reales de vencer el brote, en otras partes del mundo menos desarrolladas parece un sueño lejano.
“Desgraciadamente la población se confió, ha estado confiando y como país, como sociedad, como ciudadanos no hemos entendido”
La cifra impactante se alcanzó poco más de un año después de que se detectara por primera vez el nuevo coronavirus en la ciudad china de Wuhan. El número de muertos, recopilado por la Universidad Johns Hopkins, es casi igual a la población de ciudades como Bruselas, La Meca, Minsk o Viena.
“Es una cantidad terrible de muertes”, dijo el doctor Ashish Jha, experto en pandemias y decano de la Facultad de Salud Pública de la Universidad Brown. Al mismo tiempo, agregó, “nuestra comunidad científica también ha realizado un trabajo extraordinario”.
En países ricos como Estados Unidos, Gran Bretaña, Israel, Canadá y Alemania, millones de ciudadanos ya han recibido alguna medida de protección con al menos una dosis de una vacuna desarrollada con velocidad revolucionaria y autorizada rápidamente para su uso de emergencia.
Pero en otros lugares, las campañas de inmunización apenas han despegado. Muchos expertos pronostican otro año de pérdidas y dificultades en lugares como México, Brasil, Irán e India, que juntos representan aproximadamente una cuarta parte de las muertes en el mundo.
“Desgraciadamente la población se confió, ha estado confiando y como país, como sociedad, como ciudadanos no hemos entendido” lamentó Israel Gómez, un paramédico de la Ciudad de México que pasó meses transportando pacientes con COVID-19 en ambulancia, buscando desesperadamente camas de hospital vacías. “No hemos entendido que esto no es un juego, que esto realmente existe”, agregó.
“No hemos entendido que esto no es un juego, que esto realmente existe”
México, un país de 130 millones de habitantes que ha sufrido enormemente por el virus, ha recibido apenas medio millón de dosis de vacuna y ha aplicado apenas la mitad en los brazos de los trabajadores de la salud.
Eso contrasta fuertemente con la situación de su vecino del norte. A pesar de los primeros retrasos, cientos de miles de personas se arremangan todos los días en Estados Unidos, donde el virus ha matado a unas 390 mil personas, con mucho, la cifra más alta de cualquier país a causa del coronavirus.
En total, se han aplicado más de 35 millones de dosis de varias vacunas contra el COVID-19 en todo el mundo, según la Universidad de Oxford.
Aunque las campañas de vacunación en países ricos han tropezado con filas largas, presupuestos inadecuados y un mosaico de enfoques estatales y locales, los obstáculos son mucho mayores en las naciones pobres, que pueden tener sistemas de salud endebles, redes de transporte en ruinas, corrupción arraigada y falta de electricidad confiable para mantener las vacunas lo suficientemente frías.
Además, la mayoría de las dosis de las vacunas contra el COVID-19 del mundo ya han sido adquiridas por países ricos. COVAX, un proyecto respaldado por la ONU para distribuir inyecciones al mundo en desarrollo, se encuentra sin vacunas, sin dinero y sin ayuda logística.
Como resultado, el científico jefe de la Organización Mundial de la Salud advirtió que es muy poco probable que este año se logre la llamada inmunidad colectiva, que requeriría que al menos el 70% del mundo esté vacunado. Como ha demostrado el desastre, no basta con eliminar el virus en algunos lugares.
“Aunque ocurra en un par de frentes, en unos pocos países, no va a proteger a la gente en todo el mundo”, advirtió esta semana el doctor Soumya Swaminathan.
Fuente: https://www.informador.mx