Destapan penetración narcopolítica en Honduras

Los Cachiros, una mafia hondureña de contrabando de drogas que se alió al Cártel de Sinaloa para operar el transporte de cocaína de Colombia y Venezuela hacia Guatemala, México y Estados Unidos, y una red paralela de lavado de dinero, destaparon ante jueces y agentes antidrogas estadounidenses la profunda penetración política, partidista y empresarial del narcotráfico en Honduras.

Las confesiones del hondureño Devis Leonel Rivera Maradiaga, jefe de Los Cachiros y sometido en EU desde 2015, involucraron en el tráfico de alucinógenos y “blanqueo” de capitales a Juan Antonio Tony Hernández Alvarado, hermano del presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández Alvarado, y a Fabio Lobo, hijo del ex presidente hondureño Porfirio Lobo Sosa.

En un juicio en Nueva York en 2017, Rivera reveló que sobornó con 50 mil dólares a Tony Hernández para que le ayudara a que el gobierno de su hermano le devolviera dinero decomisado a varias empresas privadas de Los Cachiros.

“Honduras es y ha sido un paso obligado de la droga que va del sur al norte de América. El crimen organizado recluta a políticos y empresarios y a algunos funcionarios del sector de seguridad y justicia”, dijo la hondureña Migdonia Ayestas, directora del Observatorio de la Violencia de la estatal Universidad Nacional Autónoma de Honduras.

“Estas personas se benefician por hacer favores a los narcotraficantes y terminan haciéndoles mandados a los criminales, les facilitan espacios para el paso de droga y se vuelven pieza clave porque entran al engranaje. Eso es lo que vemos con policías y políticos que fueron extraditados a Estados Unidos o se entregaron”, añadió, en entrevista con EL UNIVERSAL.

Lobo hijo, detenido en Haití en mayo de 2015 por otras revelaciones hechas por Los Cachiros, fue condenado en 2017 a 24 años de prisión por una corte estadounidense tras declararse culpable de conspirar para importar cocaína a ese país.

Tony Hernández, ex diputado por el PN, fue detenido el 23 de noviembre pasado en Miami tras ser acusado el 26 de ese mes por la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York de ser “un narcotraficante a gran escala” por trabajar con otros contrabandistas de estupefacientes de México, Colombia y Honduras para llevar cocaína a EU de 2004 a 2016.

La información aportada por Los Cachiros a Estados Unidos permitió en 2015 involucrar a un emporio empresarial de la familia Rosenthal, una de las más influyentes en la vida política y económica de Honduras, en narcotráfico y lavado de dinero desde 2004.

Los Cachiros fueron señalados por el Departamento del Tesoro de EU como uno de los más importantes socios del Cártel de Sinaloa en Centroamérica. Rivera y otros integrantes de la red se entregaron a inicios de 2015 a EU y revelaron detalles del narcotráfico, en particular del cártel de Sinaloa en Honduras.

Nexo. Entre el presidente y el ex gobernante hay un factor en común: son miembros del Partido Nacional (PN), una de las fuerzas políticas más poderosas de Honduras y que, fundado en 1902, gobernó casi 50 años del siglo XX y ya lleva más de 12 del siglo XXI.

Ante el arresto de su hermano, el presidente alegó que “cada quien es responsable de sus actos” y que esa responsabilidad nunca “es transferible a otras personas”.

Hernández sucedió en enero de 2014 a Lobo, cuyo mandato, de 2010 a 2014, fue esencial para Honduras por ser el primer gobernante electo en las urnas tras el golpe de Estado de junio de 2009 en contra del entonces mandatario Manuel Zelaya.

Hernández se reeligió en noviembre de 2017 para gobernar por otros cuatro años, a partir de enero pasado, hasta 2022.

Fuente: http://www.eluniversal.com.mx

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