Washington.— Una de las exportaciones más exitosas de Estados Unidos está en problemas. Durante décadas, el sistema de universidades de Estados Unidos ha sido la envidia del mundo. Vendemos mucha más educación a otros países de la que les compramos. Actualmente, la relación de estudiantes extranjeros en nuestro país respecto a nuestros estudiantes que deciden estudiar en el extranjero es de tres a uno.
En términos comerciales, esto significa que tenemos un superávit masivo en educación: alrededor de 34,000 millones de dólares en el 2017, según datos del Departamento de Comercio. Nuestras exportaciones educativas son casi tan grandes como nuestras exportaciones totales de soya, carbón y gas natural.
Pero todo eso puede estar en riesgo
Un informe reciente del Instituto de Educación Internacional (IIE, por su sigla en inglés) y del Departamento de Estado encontró que las nuevas inscripciones de estudiantes internacionales disminuyeron 6.6% en el año escolar 2017-2018. Se trata del segundo año consecutivo en que caen las cifras.
Adicionalmente, una encuesta elaborada por el IIE revela que hasta el pasado otoño la tendencia a la baja continuaba.
Política y cultura, determinantes
Para ser objetivos, algunas de las razones que explican la caída de las cifras están más allá de nuestro control (o el del Presidente Trump). Algunos gobiernos extranjeros, como Brasil y Arabia Saudita, redujeron el número de becas que otorgan a los estudiantes para que viajen a Estados Unidos, según Peggy Blumenthal, consejera principal del presidente del IIE.
China, cuyo número de estudiantes representa aproximadamente un tercio del total de jóvenes internacionales que viajan a Estados Unidos, también ha estado invirtiendo en mejorar su propio sistema universitario.
Pero, de acuerdo con las universidades que actualmente estudian, las razones de la disminución de estudiantes extranjeros en nuestro país, los principales motivos de disuasión, son la política y la cultura de Estados Unidos.
“Ellos ven los titulares de la prensa y reportajes en la televisión y piensan que ya no son deseados en Estados Unidos”, dijo Lawrence Schovanec, presidente de Texas Tech University, cuya inscripción de estudiantes extranjeros disminuyó 2% este año.
De hecho, 60% de las universidades que cuentan con matrícula internacional a la baja comentó que el entorno político y social de Estados Unidos es un factor determinante, según la encuesta del IIE.
Sin embargo, el problema más citado por autoridades universitarias es el “proceso de solicitud de visa o los problemas que acarrea, por ejemplo, los retrasos”.
En la encuesta de otoño del 2018, 83% de las escuelas mencionó esto como un problema, frente a 34% en otoño del 2016.
Los problemas comenzaron (y aún no terminan) con el veto migratorio de Trump contra los musulmanes, con el que se estrenó como presidente. Varias universidades han visto estudiantes que no han podido regresar a Estados Unidos después de irse de vacaciones a sus respectivos países. Están atrapados, por lo que se les aconseja no abandonar Estados Unidos antes de su graduación.
La presidente de Bennington College, Mariko Silver, comentó sobre el tema: “Hemos visto estudiantes que nos han contactado para avisarnos que se retiran del proceso”.
Externalidades de la visita de estudiantes extranjeros
Olvídese de buscar explicaciones sobre la forma en que los estudiantes internacionales enriquecen el ambiente del campus que eligen para quedarse un par de años: gastan dinero en efectivo en su matrícula, viajes, libros, comida y alojamiento.
Muchos trabajos dependen de esos estudiantes. Los colegios y universidades estadounidenses emplearon a 3 millones de personas durante el 2017. En ese contexto, la cifra empequeñece todo el sector agrícola, forestal, pesquero y de caza del país.
Y, contrario a la percepción de que los estudiantes extranjeros ocupan lugares que pertenecen a los estadounidenses, en muchas escuelas están permitiendo que más estudiantes estadounidenses obtengan un título. En pocas palabras, el tema de las cuotas queda relegado por la realidad.
En los años posteriores a la crisis financiera, cuando los estados de la nación recortaron los presupuestos destinados a la educación superior, las escuelas ayudaron a compensar el déficit al inscribir a más estudiantes de otros estados e internacionales. Estos estudiantes generalmente pagan la matrícula completa, y las tarifas que pagan son más altas, por lo que se utilizan para subsidiar de forma cruzada las tasas de matrícula (y becas) estatales de estudiantes con menores ingresos.
La disminución de estudiantes extranjeros en Estados Unidos podría causar un dolor mucho más serio, más allá del sector académico.
Los estudiantes extranjeros viajan a Estados Unidos no sólo con interés de estudiar, también les interesa quedarse a trabajar.
Por ejemplo, los estudiantes extranjeros dominan en matrícula en los programas de posgrado en ciencias de la computación e ingeniería. Ese flujo de talento podría estancarse con la disminución de estudiantes.
Nuestra pérdida de estudiantes se ha convertido en la ganancia de otros países. Aún somos el principal destino para los estudiantes extranjeros, pero Australia y Canadá han visto aumentar sus inscripciones internacionales en porcentajes de dos dígitos en el último año.
Están seduciendo a los estudiantes no sólo con palabras, sino con hechos, con mensajes de bienvenida y visas expeditas.
Al presidente Trump le gusta decir que nuestros aliados se aprovechan de nosotros en el comercio. En este caso, ¿realmente los culparías?
Fuente: https://www.eleconomista.com.mx