Después de pasar apuros para reforzar las pruebas de diagnóstico de coronavirus, ahora Estados Unidos puede realizar millones de exámenes al día, gracias a un incremento en el suministro de análisis rápidos. Pero el aumento trae consigo un nuevo desafío: asegurarse que se incluyan todos los resultados en los registros.
La ley requiere que todas las instalaciones de prueba reporten a las agencias de salud pública los resultados, positivos o negativos. Pero las autoridades de salud estatales señalan que muchas pruebas rápidas no se reportan, lo que significa que podrían no contabilizarse algunas nuevas infecciones diarias de Covid-19.
Y la situación podría empeorar, aseguran los expertos. El gobierno federal enviará más de 100 millones de sus pruebas rápidas más modernas para que los estados las utilicen en escuelas públicas, centros de vivienda asistida y otros lugares donde se realizan análisis de diagnóstico.
“Ciertamente, las escuelas no tienen la capacidad para reportar estas pruebas”, dijo el doctor Jeffrey Engel, del Consejo de Epidemiólogos Estatales y Territoriales. “Si se llega a hacer, posiblemente se haga en papel, muy lento e incompleto”.
En los primeros días de la pandemia, casi todas las pruebas en Estados Unidos dependían de pruebas genéticas que sólo podían desarrollarse en laboratorios especializados. En las mejores circunstancias, las personas debían esperar de dos a tres días antes de recibir los resultados. Los expertos presionaron para que se realizaran más pruebas rápidas en “lugares donde se recibe la atención”, como consultorios, clínicas y otros lugares para localizar rápidamente a las personas infectadas, colocarlas en cuarentena y detener la propagación.
A partir del verano, hubo una mayor disponibilidad de pruebas más económicas que arrojan resultados en 15 minutos, las cuales detectan proteínas virales llamadas antígenos en la muestra. Las primeras versiones aún debían procesarse en lectores portátiles. Las millones de pruebas nuevas de Abbott Laboratories que se distribuyen a los estados ahora son incluso más sencillas de usar: Su tamaño es similar al de una tarjeta de crédito y se llevan a cabo con unas cuántas gotas de una solución química.
Las autoridades federales de salud aseguran que actualmente cerca de la mitad de la capacidad nacional de pruebas diarias consiste en análisis rápidos de diagnóstico.
Grandes hospitales y laboratorios envían sus resultados de manera electrónica a los departamentos estatales de salud, pero no existe una manera estandarizada para reportar las pruebas rápidas que a menudo se realizan en otros lugares. Y con frecuencia los funcionarios estatales han sido incapaces de rastrear a dónde se envían esas pruebas y si se están reportando los resultados o no.
En Minnesota, las autoridades crearon un equipo especial para intentar obtener más datos de pruebas de asilos de ancianos, escuelas y otros sitios donde se realizan análisis, pero se vieron inundadas de faxes y archivos en papel.
“Definitivamente es un desafío porque ahora tenemos que hacer muchas más cosas de forma manual de las que hacíamos con los reportes electrónicos”, dijo Kristen Ehresmann, del Departamento de Salud de Minnesota.
Incluso antes de que las pruebas rápidas BinaxNow de Abbott llegaran al mercado el mes pasado, ya había preocupación porque no se estaban contabilizando todos los registros.
Las empresas competidoras Quidel y Becton Dickinson han enviado hasta la fecha más de 35 millones de sus pruebas rápidas desde junio. Pero ese enorme aumento de los análisis de diagnóstico no se ha reflejado en las cifras a nivel nacional, que durante meses han permanecido entre 750 mil y 950 mil pruebas diarias.
Fuente: https://www.excelsior.com.mx