Estados Unidos reactivó este miércoles la suspensión de la importación de ganado vivo (reses, bisontes y caballos) desde México tras detectarse un nuevo caso del gusano barrenador en la región de Ixhuatlán de Madero, Veracruz. La secretaria de Agricultura, Brooke Rollins, ordenó el cierre inmediato de los puertos fronterizos recién abiertos, pues el hallazgo pone en riesgo la barrera sanitaria que protege al hato estadounidense.
Esta decisión ocurre apenas dos días después de una reapertura parcial, iniciada el 7 de julio en Agua Prieta, Sonora, tras siete semanas de suspensión. Ese cierre anterior provocó pérdidas estimadas en 700 millones de pesos debido a la paralización de unos 650 000 animales. Con este nuevo brote, Estados Unidos paraliza nuevamente sus importaciones y exige mayores avances en vigilancia y control en las zonas afectadas.
El cierre nacional afecta de forma significativa a productores de Sonora, Chihuahua, Durango y Coahuila. El Consejo Nacional Agropecuario y el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas han expresado preocupación por el impacto económico, estimado en más de 400 millones de dólares en 2025, e hicieron un llamado a reforzar la cooperación técnica y binacional para contener la plaga y reanudar el comercio.
México reporta que, de más de 2 200 casos detectados desde noviembre, sólo 337 permanecen activos. No obstante, la reaparición del gusano en Veracruz, a unos 257 km al norte de la zona de moscas estériles, mantiene en alerta a ambos gobiernos. Estados Unidos requiere “progreso adicional” antes de considerar cualquier reapertura.
Esta tercera suspensión (noviembre, mayo y ahora julio) ha generado gran incertidumbre en el sector ganadero, que depende en gran medida del mercado estadounidense, y abre interrogantes sobre la estrategia sanitaria mexicana y la política de regionalización del USDA.
