Washington, D.C., Estados Unidos. — Aunque el cierre de Gobierno en Estados Unidos ha llegado a su fin, cientos de miles de trabajadores federales regresan a una realidad muy lejos de la normalidad después de 43 días de paro administrativo, según reportaron empleados a medios nacionales.
Las repercusiones continúan: los retrasos y cancelaciones de vuelos se mantendrán mientras las autoridades aeroportuarias intentan restablecer la plantilla completa de controladores aéreos; los trabajadores que dejaron de recibir salario durante más de un mes aún deberán esperar el pago retroactivo.
Además, subvenciones para investigación quedarán aplazadas, una parte de los informes económicos previstos para estas semanas será cancelada y las agencias deberán ponerse al día con seis semanas de correos, trámites y solicitudes acumuladas.
Y el panorama sigue siendo incierto. El acuerdo firmado por el presidente Donald Trump este miércoles solo financia gran parte del Gobierno hasta enero, por lo que el país podría enfrentar otro cierre en tres meses.
“Este acuerdo no supone un regreso a la normalidad; simplemente aplaza la crisis hasta el 30 de enero”, advirtió Max Stier, presidente de Partnership for Public Service, una organización no partidista dedicada al fortalecimiento del servicio público. “Es como volver a casa después de un huracán y ver otra tormenta formándose en el horizonte”.
Los empleados federales señalan que este cierre fue la gota que colmó el vaso tras meses de reducción de personal y reorganizaciones abruptas en distintas agencias desde el inicio de la administración Trump.
Durante el cierre, la Casa Blanca intentó despedir a más empleados, pero el acuerdo temporal bloqueó esos recortes hasta finales de enero.
“Va a ser estresante para todos”, reconoció Yolanda Jacobs, presidenta del Sindicato Local 2883 de la Federación Estadounidense de Empleados Gubernamentales y trabajadora de los CDC. “Apenas podemos imaginar lo difícil que será volver a poner todo en marcha, especialmente porque ya enfrentábamos muchas dificultades antes del cierre”.
Para la ciudadanía, los efectos podrían sentirse durante meses e incluso años, particularmente en los aeropuertos, donde la recuperación operativa avanzará con lentitud.
Mientras tanto, millones de personas que dependen de asistencia alimentaria o apoyos gubernamentales continúan a la espera de que el Gobierno regularice los pagos pendientes.
