Después de 12 días de enfrentamientos entre Israel e Irán, la agencia estatal iraní reportó que al menos 935 personas murieron en territorio iraní durante el conflicto, que terminó con un alto al fuego el 24 de junio. La guerra comenzó con ataques aéreos israelíes contra instalaciones nucleares y militares iraníes, a lo que Irán respondió lanzando cientos de misiles y drones contra objetivos en Israel. Este intercambio bélico causó graves daños en ambas naciones y dejó numerosas víctimas civiles y militares.
En Irán, además de las muertes, se registraron incendios y daños en instalaciones estratégicas, mientras que en Israel hubo decenas de muertos y miles de heridos, además de daños en áreas urbanas. La escalada del conflicto generó preocupación internacional por la posibilidad de un enfrentamiento más amplio en Oriente Medio. Tras el alto al fuego, las autoridades iraníes han llevado a cabo arrestos y ejecuciones de personas sospechosas de colaborar con inteligencia israelí, en un intento por controlar la seguridad interna y evitar filtraciones.
Este conflicto ha marcado una de las confrontaciones más intensas entre ambos países en años recientes, con consecuencias humanitarias y políticas significativas para la región y el mundo. La comunidad internacional continúa observando de cerca la situación, mientras se buscan vías para evitar una nueva escalada y promover la estabilidad en la zona.
