El féretro del duque de Edimburgo fue inhumado en la cripta real de la capilla de San Jorge en Windsor, residencia real a unos 50 km al oeste de Londres, donde se celebraron sus exequias.
Sus restos permanecerán allí hasta que la monarca se reúna con él a su muerte.
La pareja reunida yacerá entonces en la capilla del Memorial del rey Jorge VI, padre de Isabel II.
Numerosos expertos reales aseguran que era Felipe quien manejaba con mano de hierro una familia marcada por las crisis, ayudando a la reina a capear los escándalos.
El príncipe consorte, que falleció en Windson el 9 de abril, dos meses antes de cumplir 100 años, fue una presencia constante junto a Isabel II desde que, con solo 25 años, fue coronada en 1952, cuando el Reino Unido se reconstruía tras la Segunda Guerra Mundial y su imperio empezaba a desmoronarse.
La monarca publicó el sábado una conmovedora fotografía personal en la que se los ve relajados y sonrientes en 2003 en el Parque Nacional de Cairngorms, en Escocia.
Y en las redes sociales de la familia real se difundieron imágenes de momentos clave del matrimonio.
Las exequias de la realeza británica suelen ser de gran envergadura, perfeccionadas durante años y concurridas por monarcas y mandatarios de todo el mundo.
Pero las restricciones impuestas por el coronavirus obligaron a modificar los planes para el entierro de Felipe, que se limitaron a 30 invitados íntimos con mascarillas y distancias de seguridad.
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