El ejército de Israel anunció este sábado que ha liquidado por completo a la cúpula militar del movimiento chií libanés Hizbulá, incluyendo a su líder máximo, Hasán Nasrala. Esta afirmación se produce en medio de una escalada de violencia que ha dejado a la región en un estado de alerta máxima. El portavoz castrense israelí, Avichay Adraee, comunicó a través de X que la operación fue un “golpe sin precedentes”, basado en información de inteligencia que indicaba que Nasrala había muerto durante un bombardeo masivo en el sur de Beirut.
Hizbulá confirmó horas después la muerte de su líder, quien había estado al frente del grupo desde 1992. Este ataque se suma a una serie de ofensivas recientes, incluyendo la eliminación del jefe de operaciones militares, Ibrahim Aqil, el pasado 20 de septiembre, que resultó en la muerte de al menos 16 miembros del grupo y decenas de civiles.
La muerte de Nasrala abre un escenario impredecible para el futuro de Hizbulá y el conflicto que mantienen con Israel desde el 8 de octubre. Las fuerzas armadas israelíes han declarado estar en “alerta máxima” y preparadas para una “escalada más amplia” en caso de represalias coordinadas por Irán.
Los bombardeos en Beirut provocaron enormes columnas de humo y fuertes explosiones, causando el derrumbe de varios edificios y un caos generalizado entre la población civil. Aunque el ejército israelí no ha podido proporcionar cifras exactas de víctimas, se estima que más de 700 personas han muerto en Líbano esta semana a raíz de la intensificación de los ataques.
El oficial militar israelí destacó que Hizbulá ha operado bajo la estrategia de esconderse detrás de civiles, complicando aún más la situación humanitaria. Israel ha continuado sus bombardeos en los suburbios meridionales de Beirut, instando a los civiles a evacuar áreas donde se sospecha que la milicia guarda misiles antibuque.