El Instituto de Recursos Mundiales ha publicado esta semana los resultados de una investigación que pone en evidencia que las crisis de escasez de uno de los elementos más básicos —el agua— se están convirtiendo en algo cada vez más habitual, y, pese a la creencia popular, no solamente afectan al continente africano.
Las causas de esta escasez van más allá de las sequías: desde los años 1960, las extracciones de agua prácticamente se duplicaron por la creciente demanda y el ritmo no se ralentiza. Una cuarta parte de la población mundial, repartida en un total de 17 países, afronta niveles “extremadamente altos” de escasez de este recurso vital, advierten los investigadores.
En estos países, más del 80 % de las reservas anuales de agua se usan para la irrigación de cultivos, fines industriales y uso municipal. Se trata de Catar, Israel, Líbano, Irán, Jordania, Libia, Kuwait, Arabia Saudita, Eritrea, Emiratos Árabes Unidos, San Marino, Baréin, India, Pakistán, Turkmenistán, Omán y Botsuana.
En otros 27 Estados, entre ellos Chile, México y España, donde anualmente se retira más del 40 % de las reservas de agua disponibles, la situación no es de extrema gravedad, pero el organismo considera que sus niveles de escasez de este elemento son “altos”. La estrecha brecha entre la oferta y la demanda deja a estos países vulnerables frente a factores como las sequías y el incremento en el uso del agua.
El profesor de Educación Ambiental de la Universidad de La Sabana (Colombia), Jefferson Galeano Martínez, sostiene que el acceso al agua dulce ya es uno de los factores que más influyen en el bienestar y el desarrollo de las sociedades. “En los países de África, en algunos países latinoamericanos ya lo vemos, es que en las comunidades que no tienen acceso a agua potable los índices de desarrollo son mucho más bajos”, comentó a RT.
Fuente: https://www.actualidad.rt.com