La OMS pide a los jóvenes no salir de fiesta para prevenir nuevos brotes de Covid-19

Los jóvenes deben frenar sus deseos de salir de fiesta para ayudar a prevenir nuevos brotes de coronavirus Covid-19, declararon este miércoles funcionarios de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Cansados de los confinamientos y ansiosos por disfrutar del verano boreal, los jóvenes en algunos países han contribuido al resurgimiento de casos de Covid-19 al reunirse nuevamente para fiestas, asados y vacaciones.

Aun en Ginebra, donde se ubica la OMS, cabarets y clubes se cerraron la semana pasada luego de que casi la mitad de los nuevos casos de coronavirus se originaron en esos lugares.

Las personas más jóvenes también deben asumir que tienen una responsabilidad”, dijo Mike Ryan, jefe de emergencias de la OMS y padre de tres hijos, durante una conversación en línea. “Hágase la pregunta: ‘¿realmente necesito ir a esa fiesta’?”.

Los jóvenes tienen menos probabilidades de sufrir una forma grave de la enfermedad respiratoria que sus padres o abuelos, pero en cerca de cinco meses la proporción de personas infectadas de entre 15 y 24 años se ha triplicado, según datos de la OMS.

Ryan dijo que los jóvenes a menudo eran reticentes a dar detalles o al revelar los nombres de sus amigos cuando eran contactados por rastreadores. “Es difícil, pero es lo que se necesita para detener el virus”.

Medios suizos dijeron que en un club nocturno en Zúrich del que surgieron casos recientemente, los asistentes a la fiesta habían dado nombres falsos, incluido “Pato Donald”.

Además de la necesidad de reducir los riesgos para otros, la epidemióloga de la OMS, Maria Van Kerkhove dijo que los jóvenes debían tener cuidado ya que incluso una versión leve de la enfermedad podría tener consecuencias a largo plazo.

Ibiza sigue las reglas y las free party en París

El cierre de las discotecas en París a causa del coronavirus y cierta permisividad de las autoridades han hecho reaparecer las ‘free party’, las fiestas clandestinas de música electrónica que desde los años 1990 habían desaparecido de la capital francesa.

El epicentro del fenómeno es el Bosque de Vincennes, un parque al este de la capital, fácilmente accesible en metro.

Algunas de estas ‘free party’ ,a las puertas de París, llegaron a tener en julio hasta 1,000 participantes, pero la nueva vida secreta y nocturna del parque terminó siendo conocida. A mediados de julio la policía empezó a intervenir para dispersar las fiestas y confiscar el material de los organizadores.

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El ayuntamiento de París, que gestiona los parques y jardines de la ciudad, reconoce que está “sorprendido por el alcance del fenómeno” y está intentando urgentemente encontrar una manera de controlarlo.

Por su parte la isla española, que normalmente acoge a los DJ más famosos del mundo, en este verano (boreal) no puede bailar a causa de la pandemia. Las enormes discotecas, que hacen famosa a Ibiza, se quedaron sin temporada.

Las autoridades regionales de Islas Baleares solamente autorizaron la apertura de pequeñas discotecas, cuya capacidad no exceda las 300 personas. Pero, solamente para beber unas copas y sin derecho a bailar en la pista.

Pero estas medidas no son rechazadas por el sector, que tiene claro, de cualquier modo, que los estándares de distanciamiento social impuestos por la pandemia impiden cualquier fiesta digna de ese nombre.

“Cuando gritamos, la saliva puede llegar hasta dos metros. ¿Quién mantendrá esa distancia en un club nocturno?”, pregunta José Luis Benítez, gerente de la asociación Ocio de Ibiza, represente del sector nocturno en la isla.

En Mallorca, la más grande de las Baleares, una asociación de profesionales del sector pensó “colocar marcas en el suelo, donde la gente se limitaría a bailar aislada. Pero, ¿cómo haces si una persona te gusta?”, ironiza.

El impacto económico no tiene precedentes para este sector, que representa “más del 35% del PIB de la isla”, y genera centenares de millones de euros por año, señala Benítez.

Pero los dueños de las discotecas y clubes nocturnos se resignan y prefieren renunciar a la temporada y evitar riesgos.

Este parón de la vida nocturna es palpable en toda la isla.

En las playas, los vendedores ambulantes de entradas para clubes nocturnos han dejado lugar a los de helados y bebidas, con familias como clientela, en tanto junto a las carreteras, grandes afiches publicitarios aún anuncian noches con DJ de fama mundial, que habían sido instalados antes de la pandemia. Y, en el puerto ibicenco, solamente está abierta la tienda de souvenirs de la legendaria discoteca “Pachá”.

Esto desconcierta a los turistas que llegan a la isla desde la apertura de las fronteras, a fines de junio.

Fuente: https://www.eleconomista.com.mx

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