La viruela del mono llega a América

Con la llegada del Covid-19, la humanidad está temerosa de otra pandemia, pues se augura que vendrá otra en algún momento, no se sabe si más grave o leve, el punto es que llegará. Como la enfermedad que provocó una crisis de la cual todavía no salimos, la que nos compete hoy también se debe al contacto entre humanos y animales.

La viruela del mono ha llegado al Continente Americano: Estados Unidos confirmó un caso en Massachusetts y Canadá está analizando muestras de alrededor de 24 personas que pueden estar contagiadas con la enfermedad.

Hasta el momento, en México no se ha reportado la sospecha de algún caso de esta enfermedad que su brote se originó en Reino Unido.

No es tan potente para convertirse en pandemia

El portavoz de la Sociedad de Enfermedades infecciosas y Microbiología (SEIMC), Fernando De la Calle, indicó que no es tan probable que este virus se convierta en una pandemia, pues esto ocurre cuando el contagio se da vía respiratoria como el Covid-19.

En teoría, el virus del mono o “monkeypox” no es tan potente como para producir una pandemia porque el contagio se da cuando una persona sana tiene relaciones sexuales con el enfermo.

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La viruela de mono es una zoonosis, que son aquellas enfermedades que se transmiten de animales a seres humanos. Las infecciones en estos casos suelen ser incidentales, generalmente ocurren esporádicamente en zonas boscosas de África central y occidental.

Sus síntomas se asemejan, en menor grado, a los observados en el pasado en sujetos con viruela: fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares y dorsales durante los primeros cinco días.

Luego aparecen erupciones (en la cara, las palmas de las manos, las plantas de los pies e incluso los genitales), lesiones, pústulas y finalmente costras.

La infección de los casos iniciales se debe al contacto directo con sangre, fluidos corporales, lesiones cutáneas o mucosas de animales infectados.

La transmisión secundaria, es decir, de persona a persona, puede resultar del contacto estrecho con secreciones infectadas de las vías respiratorias, lesiones cutáneas de una persona infectada o de objetos recientemente contaminados con líquidos biológicos o materiales procedentes de las lesiones de un paciente.

Los primeros casos de esta enfermedad se remontan al año 1970, en la República Democrática del Congo y el número ha ido aumentando durante la última década en países de África occidental y Central.

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