El miércoles 2 de julio de 2025, llegó el primer grupo de migrantes al nuevo centro de detención en los Everglades, Florida, bautizado por las autoridades como el “Alcatraz de los caimanes”. La instalación fue construida de forma acelerada sobre un antiguo aeropuerto de entrenamiento, con capacidad inicial para unos 3 000 internos, pero con proyección a albergar hasta 5 000 en los próximos días.
El fiscal general de Florida, James Uthmeier, confirmó en redes sociales que el traslado ya se estaba realizando, y enfatizó que el sistema migratorio busca deportar a los detenidos de forma rápida. Las imágenes muestran camionetas y un autobús escoltados por agentes de la Patrulla Fronteriza ingresando al complejo poco después de las 11:00 PM del miércoles 2 de julio.
La instalación está ubicada en una zona pantanosa del Parque Nacional de los Everglades, donde abundan caimanes y pitones, y cuenta con más de 200 cámaras, 8 500 metros de alambre de púas y unos 400 miembros de seguridad. Se construyó en tan solo una o dos semanas con estructuras temporales, como tiendas de campaña y módulos para juzgados “in situ” diseñados para acelerar las deportaciones.
El líder político Donald Trump visitó el lugar en conjunto con el gobernador Ron DeSantis y la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, enfatizando que la presencia de caimanes funciona como una barrera disuasoria natural ante posibles fugas. Trump incluso bromeó con la idea de que los migrantes aprendan a esquivar caimanes si intentan escapar.
No obstante, activistas, ecologistas y defensores de derechos humanos han criticado duramente el proyecto, señalando su construcción exprés como una violación a las normas ambientales y denunciando condiciones inhumanas. Se han organizado protestas locales por los riesgos que implica operar en un ecosistema frágil y por el uso de fondos de emergencia destinados a desastres naturales para financiar el centro.
