El congreso brasileño juramentó a Lula da Silva como presidente de Brasil, lo que marca el comienzo del tercer mandato de Lula en el cargo.
“Prometo mantener, defender y cumplir la constitución, observar las leyes, promover el bien general del pueblo brasileño, apoyar la unidad, la integridad y la independencia de Brasil”, dijo Lula da Silva.
El presidente del Senado abrió la ceremonia rindiendo homenaje a Pelé y al papa Benedicto con un minuto de silencio.
Durante la ceremonia, Lula rompió con el protocolo tradicional para contar una breve historia sobre la pluma que utilizó para firmar los documentos del Congreso.
“En 1989 estaba en un mitin en Piauí, luego caminamos hasta la iglesia de San Benito, y un ciudadano me dio este bolígrafo y me pidió que lo usara para firmar si gano las elecciones en el 89. No gané las elecciones en el 89, no gané en el 94, no gané el 98. En el 2002 gané pero cuando llegué aquí se me olvidó el bolígrafo y firmé con bolígrafo de senador, en el 2006 firmé con bolígrafo de senado y ahora encontré el bolígrafo, y lo hago en honor a la gente del estado de Piauí”, dijo.
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“El diagnóstico que recibimos del gabinete de transición es espantoso. Vaciaron los recursos para la salud, desmantelaron la educación, la cultura, la ciencia, destruyeron las protecciones ambientales, no han dejado recursos para alimentación escolar, vacunas, seguridad pública, protección forestal y asistencia social”, dijo Lula durante un discurso dirigido al Congreso poco después de asumir el cargo.
“Nunca los recursos públicos fueron tan mal gastados a favor de un proyecto autoritario de poder”, agregó Lula.
Cuando Lula lamentó el estado actual del país, reiteró que uno de sus objetivos de vida es brindarle al pueblo brasileño mejores condiciones de vida.
“Cuando fui elegido por primera vez dije que mi misión de vida se cumpliría cuando cada brasileño pudiera hacer tres comidas al día. Tener que repetir este compromiso hoy, ante el avance de la miseria y el hambre que habíamos superado anteriormente, es el síntoma más grave de la devastación sufrida en este país en los últimos años”.
“Ninguna nación puede levantarse, ni relevarse sobre la miseria de su propio pueblo. Los derechos e intereses de la población, el fortalecimiento de la democracia y el restablecimiento de la soberanía nacional serán los pilares de nuestro gobierno, y este compromiso comienza con la garantía de la asignación familiar renovada, más fuerte y más justa. Necesitamos rescatar del hambre a 33 millones de personas”, instó Lula.
Cambio en la política de deforestación
Lula elogió los recursos naturales de Brasil y prometió un cambio de sentido en la política de deforestación de su predecesor en la Amazonía, al mismo tiempo que busca maximizar el potencial del país.
“Ningún otro país tiene las condiciones que tiene Brasil para convertirse en una potencia ambiental. Teniendo como puntos de partida la creatividad, la bioeconomía y los emprendimientos de la sociobiodiversidad, iniciaremos la transición energética y ecológica hacia la agricultura y minería sustentables, la agricultura familiar y la industria verde. Nuestro objetivo es cero deforestación en la Amazonía, cero emisiones de gases de efecto invernadero”, dijo Lula durante su discurso ante el Congreso.
“No vamos a tolerar (…) la degradación ambiental y la deforestación que tanto dañó al país. Esta es una de las razones, aunque no la única, para la creación del ministerio de los pueblos indígenas”, continuó Lula.
El nuevo presidente de Brasil prometió abordar la desigualdad infligida a las minorías en el país mediante la creación del “ministerio de promoción de la igualdad racial para ampliar la política de acción afirmativa en las universidades y el servicio público, así como reanudar las políticas para las personas negras y pardas en los ámbitos de la salud, áreas de educación y cultura”.
Bolsonaro viajó a Estados Unidos
En la ceremonia fue notable ausencia de Jair Bolsonaro, quien el viernes partió de Brasil rumbo a Florida y no precisó su fecha de regreso.
Su viaje a EE.UU. rompe con la convención brasileña de que los líderes salientes estén presentes en la ceremonia de toma de posesión de sus sucesores. Se produjo cuando el gobierno de Brasil emitió una ordenanza el viernes que autoriza a cinco funcionarios a acompañar al “futuro expresidente” Bolsonaro a Miami, Florida, entre el 1 y el 30 de enero de 2023.
El exvicepresidente de Bolsonaro, Hamilton Mourao, se dirigió a la nación en un discurso en la televisión nacional el sábado en el último día de su gobierno, y criticó a los líderes cuyo silencio creó “una atmósfera de caos”.
“Líderes que debían tranquilizar y unir a la nación en torno a un proyecto de país permitieron que ese silencio creara una atmósfera de caos y división social”, afirmó Mourao, quien agregó que las fuerzas armadas tuvieron que pagar la cuenta. Desde los resultados de las elecciones, Bolsonaro se había dirigido al público solo tres veces, y en ninguna de ellas dijo que aceptaba los resultados de las elecciones, fomentando que su base radical creyera que el resultado podría revertirse.
Lula da Silva ganó una reñida segunda vuelta el 30 de octubre, en una sorprendente remontada que marcó el regreso de la izquierda al poder en Brasil después de cuatro años de la administración de ultraderecha de Bolsonaro.
Logró un notable retorno al poder, luego de una serie de denuncias de corrupción que lo llevaron a 580 días de prisión. Más tarde, la Corte Suprema dictaminó que el juicio fue nulo, lo que le abrió el camino para postularse para la reelección.
Este será su tercer mandato, después de haber gobernado Brasil durante dos mandatos consecutivos entre 2003 y 2010.
8.000 agentes para la ceremonia de posesión
La presencia de seguridad en la ceremonia es alta, ya que este domingo se movilizaron aproximadamente 8.000 agentes de seguridad de varios cuerpos policiales, según el departamento de seguridad del Distrito Federal.
Más temprano el domingo, la policía militar arrestó a un hombre en Brasilia después de que lo atraparan tratando de ingresar a la ceremonia de posesión con un cuchillo y fuegos artificiales, indicaron las autoridades en un comunicado. El sospechoso viajó desde Río de Janeiro.
Un juez de la Corte Suprema de Brasil ordenó el miércoles una prohibición de cuatro días para portar armas de fuego en la capital que fue extendida hasta el final del domingo, como medida de precaución antes de la ceremonia.