Manifestantes marcharon el sábado en ciudades de toda Francia en un cuarto fin de semana consecutivo de protestas, denunciando lo que consideran normas opresivas que les obligan a vacunarse contra el COVID-19 en contra de su voluntad y a mostrar una tarjeta sanitaria para las actividades diarias.
Grupos de manifestaron se reunieron en calles de París, Niza, Montpellier y otras ciudades agitando pancartas en las que se leía “No a la dictadura” y coreando “Macron, no queremos tu tarjeta sanitaria”.
Las protestas han unido a un grupo heterogéneo en contra de la legislación del presidente Emmanuel Macron, que pretende ayudar a contener una cuarta ola de infecciones de COVID-19 que se extiende por Francia y ayudar a salvaguardar la recuperación económica del país.
Entre los manifestantes hay anarquistas de izquierda dura y militantes de extrema derecha, remanentes del movimiento antigubernamental de los “chalecos amarillos” que sacudieron el liderazgo de Macron durante 2018-2019, y también otros ciudadanos que son antivacunas o consideran que el pase sanitario es discriminatorio.
Las tasas de vacunación se dispararon después de que Macron desvelara sus planes de pase sanitario el mes pasado. Dos tercios de los franceses han recibido ya una dosis y el 55% están totalmente vacunados.
En otros países europeos se han introducido pases sanitarios similares -que demuestran que se ha vacunado o que ha dado negativo en una prueba reciente-, pero el pase de Francia y su orden de vacunación obligatoria para los trabajadores de la salud son quizás los de mayor alcance.
A partir del lunes, los ciudadanos tendrán que mostrar una tarjeta sanitaria para comer en un restaurante, acceder a un tratamiento no urgente en un hospital o viajar en un tren interurbano. Ya son necesarias para acceder a piscinas, museos y discotecas.
Los empleados de la sanidad tienen hasta el 15 de septiembre para vacunarse o enfrentarse a una suspensión.
En la ciudad norteña de Cambrai, casi todos los restaurantes y cafés cerraron sus puertas para protestar contra la exigencia del pase sanitario.
“No estamos en contra de la vacuna. Estamos en contra de tener que hacer controles a nuestros clientes”, dijo el gerente de un bar, Laurent Zannier.
Los manifestantes callejeros acusan a Macron de pisotear sus libertades y de tratar a los ciudadanos de forma desigual. El presidente dice que las libertades conllevan responsabilidades que incluyen la protección de la salud de los demás.
Los datos del Ministerio de Sanidad mostraron que nueve de cada diez pacientes de COVID ingresados en cuidados intensivos a finales de julio no habían sido vacunados. La mayoría de los franceses apoya el pase sanitario, según las encuestas.
Fuente: https://www.infobae.com