
Los devastadores incendios en Los Ángeles, California, han dejado a cientos de familias sin hogar, entre ellas numerosos migrantes mexicanos que enfrentan grandes dificultades para recuperar su estabilidad.
Benjamín Domínguez Guevara, originario de Puebla, relata junto a sus hermanos y su cuñado cómo perdieron su vivienda en el incendio Eaton. “Conseguir dónde vivir es lo que más necesitamos en este momento”, expresó Benjamín. Los cuatro hombres, que trabajaban en construcción, han estado refugiados en una casa en reparación, pero el tiempo allí se agota.
El grupo perdió no solo su hogar en Altadena, donde pagaban $2,400 dólares al mes, sino también herramientas, ahorros, y pertenencias personales. “Se quemaron las fotos de mi papá, recuerdos que jamás recuperaremos”, contó con tristeza. La situación es aún más complicada para Alejandro, quien también busca un techo para su exesposa y sus cuatro hijas.
El aumento de los costos de renta es una barrera adicional para las familias afectadas. Aunque las leyes de emergencia prohíben incrementos mayores al 10%, las denuncias por especulación no cesan. Según Benjamín, “ahora todo será más caro, y sin dinero no podremos rentar nada”.
El Consulado de México en Los Ángeles ha intensificado sus esfuerzos para apoyar a los migrantes afectados. Carlos González Gutiérrez, cónsul general, afirmó que las ayudas están disponibles para todos, independientemente de su estatus migratorio, e instó a las familias a acercarse para recibir orientación y recursos.
El panorama es desolador. A las dificultades económicas y la pérdida de pertenencias se suma la incertidumbre de los afectados, quienes representan un sector especialmente vulnerable en esta crisis.